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Desde el 30 de abril de 1947, cuando se protocolizó ante notaría la creación del Club Atlético Municipal de Medellín, que en 1950 adoptaría el nombre de Atlético Nacional (oficialmente reconocido por la Dimayor en 1951), el conjunto verde tuvo como política tener jugadores locales, como sucedió en el primer campeonato profesional cuando sus directivos decidieron actuar con “puros criollos”.
Esa tendencia convirtió a Nacional en permanente surtidor de figuras a los seleccionados. Los registros de la institución señalan que ha aportado futbolistas para 14 mundiales, 9 de ellos juveniles desde 1985 en el otrora Unión Soviética bajo el mando de Luis Alfonso Marroquín.
“Esto se debe a la credibilidad que hay en el trabajo de la institución y a la seriedad de los entrenadores. No siempre se aporta una cantidad amplia, pero los que van casi siempre responden a las expectativas”, explica el exjugador León Fernando Villa.
En 1950, aún con la política de los puros criollos, Fabricato compró la mayoría de acciones, que cedería un año más tarde a varios empresarios debido a los malos resultados. A partir de allí vinieron los cambios, entre ellos la contratación de extranjeros (el primero fue el zaguero argentino Atilio Miotti, el marzo de 1953).
Entre 1958 y 1961 se volvió al criollismo, sin muchos logros. Pero la etapa brillante fue desde 1987 cuando Francisco Maturana, Hugo Gallego y Bolillo Gómez forjaron el flamante campeón de la Copa Libertadores, base de Selección Colombia. La política duró hasta 2004, cuando contrataron a Jorge Rojas (venezolano) y Hugo Morales (argentino). Hoy, el Verde tiene dos gauchos (Franco Armani y Mariano Vázquez), un panameño (Roderick Miller) y un paraguayo (Óscar Franco).