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Mientras el mundo del fútbol se sonroja por los hechos de corrupción que involucra a siete dirigentes de la Fifa, por sobornos que superan los 150 millones de dólares, las autoridades colombianas anuncian investigaciones para buscar si hay nacionales vinculados con los hechos.
El nombre de Luis Bedoya Giraldo, presidente de la Federación Colombiana de Fútbol (Colfútbol) desde 2006, no aparece en ninguna de las 164 páginas del documento de acusación que presentó un fiscal de Nueva York ante una corte de ese distrito. Sin embargo, en el texto se señala que dentro de los 110 millones de dólares del supuesto sobornos que pagaría la empresa Datisa por obtener los derechos de transmisión y comercialización de la Copa América de 2015, 2019, 2023 y la centenario de 2016, habría porcentajes para los presidentes de las 10 federaciones de la Conmebol, de los cuales solo se alcanzaron a pagar 40 millones de dólares.
La investigación habla de que los pagos acordados en 2013 serían de 20 millones por la firma del contrato, y 20 millones por cada edición del torneo. Según la acusación, cada uno tenía que ser repartido así: “tres millones por edición para tres altos funcionarios de la Conmebol (su presidente y los presidentes de las asociaciones de Argentina y Brasil); y 1,5 millones para cada uno de los otros siete presidentes de las federaciones restantes: Paraguay, Perú, Ecuador, Venezuela, Bolivia, Chile y Colombia”.
Colfútbol, en cabeza de Bedoya Giraldo, emitió ayer un comunicado en el que anuncia que está a disposición de los organismos nacionales e internacionales para aclarar cualquier duda “y colaborar abierta y decididamente en el desarrollo de todas las investigaciones que se están llevando a cabo en relación con el tema de corrupción en el fútbol que acaba de conocerse”.
El dirigente participa en el congreso de la Fifa en Zúrich y a su regreso al país atenderá las inquietudes de la prensa.
Sobre la relación que ha tenido con Full Play, una de las firmas acusadas de corrupción, señala: “se limita a la contratación de algunos partidos amistosos de la Selección Colombia, que en su momento fueron aprobados por el Comité Ejecutivo. “Estas negociaciones fueron llevadas a cabo en consideración a que Full Play había sido reconocida como una empresa seria y respetada en el ámbito internacional”.