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En el 2011 Daniel Alejandro Torres Rojas llegó ilusionado a Medellín, estaba cumpliendo uno de sus sueños como futbolista, integrar uno de los equipos grandes de Colombia. Pero las cosas no salieron como esperaba en Atlético Nacional y tuvo que regresar a Bogotá para sumar fuerza extra y retomar el camino en busca de sus sueños.
Los actos extradeportivos le pasaron factura al bogotano, quien tuvo que hacer un proceso personal y encontrar a Dios para recomponer su rumbo. Ya alejado de todos sus “males”, que le impidieron ser figura en el verde, a Daniel se le presentó la opción de volver a Medellín, pero esta vez para defender los colores del rojo de la montaña.
Llegó con la motivación de hacer las cosas bien, de ganarse a la afición y de devolver con su trabajo en el campo la confianza que nuevamente depositaban en él. Y gracias a que se enfocó en su familia, su trabajo y sus sueños, no solo se ganó un lugar en la titular del cuadro escarlata, sino que fue premiado con la cinta de capitán.
“Me siento bien, contento, agradecido con Dios por la experiencia y la oportunidad de estar acá. Ser capitán me llena de alegría y compromiso, es un privilegio y un gozo que he tratado de afrontar con madurez y responsabilidad”, afirma el volante, quien cumplió otra de sus metas, ser convocado a la Selección Colombia de mayores.
Más maduro
“Todo lo que he vivido con el Medellín ha sido una gran bendición, ahora solo pienso en darles la sexta estrella a los hinchas que en cada jornada nos demuestran sus cariño y nos acompañan en el estadio, esa es la meta que tenemos con el grupo”.
Daniel fue más allá y manifestó que, aunque en la temporada pasada llegaron a instancias semifinales y finales, el DIM actual es para el mediocampista, más fuerte y completo en todos los aspectos. Por eso se siente más tranquilo y confiado con lograr ese gran objetivo.
“Ahora veo un Medellín maduro, que ha crecido en la parte futbolística y administrativa, además tenemos una hinchada muy fiel y por eso estamos trabajando duro cada día, para poder consolidar el grupo y lograr lo que nos hemos propuesto para responderles a todos los que han confiado en nosotros”.
La estrella es su anhelo
A sus 26 años, Torres quiere contar en su museo personal con la estrella poderosa, la cual brillaría al lado de las logradas con Santa Fe en la Copa Colombia 2009, los torneos Finalización de 2012 y 2014, y las Superligas de 2013 y 2015.
Daniel se ha ganado el respeto, no solo por su producción en el medio campo del rojo, sino por su personalidad, seriedad y trabajo.
Como buen escorpión (signo zodiacal) es serio, no deja aflorar fácilmente sus sentimientos, es fuerte, discreto, leal y buen líder. Seguro esas cualidades hicieron que Leonel Álvarez se inclinara por darle la cintilla de capitán.
Es de pocas palabras, pero cuando habla infunde respeto, por eso desde el mediocampo se ha convertido en esa torre que dirige y organiza la muralla para que el balón no llegue con peligro al pórtico de David González. Su función también le permite estar hablando constantemente con Cristian Marrugo y Mauricio Molina, encargados de generar los ataques escarlatas.
En la calle los niños lo buscan, los hinchas le piden fotos y los veteranos seguidores del rojo lo felicitan por su momento con el DIM y le solicitan la estrella.
“El cariño que he sentido por parte del hincha del Medellín es muy lindo, tanto en el estadio como en la calle, la gente es cordial y lo único que pide es el título, por eso pueden estar tranquilos porque la estrella es también lo que todos queremos para esta institución”, advierte el bogotano.
Aún tiene muchos sueños por cumplir, quiere quedarse con un lugar fijo en la nómina del seleccionador José Néstor Pekerman, lograr la clasificación al Mundial y estar en la máxima cita del balompié. Pero sabe que para lograr esos y otros anhelos tiene que seguir haciendo las cosas bien con el DIM, para continuar escalando en su profesión