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Tuvo que esperar casi tres horas para que las corrientes de aire aparecieran. Había algo de nerviosismo pero, a la vez, confianza en que el clima que, por estos días ha sido maravilloso, no les fuera a jugar una mala pasada.
Y fue así, la espera matinal dio sus frutos al filo de las once, cuando se escuchó el grito de “vámonos”. Tres o cuatro pasos y al vacío, donde una cálida brisa recibió a Álex Villa y a su compañero de aventura Máyer Zapata como si se tratase de un confortable colchón de plumas.
Y entre aplausos de los pocos aficionados que se encontraban a esa hora disfrutando de una buena mañana en la plataforma de lanzamiento de San Félix, Villa emprendió el viaje que lo llevará a Cali en un intento por hacer el trazado aire-tierra en el menor tiempo posible.
La primera parte de la aventura tuvo buen final, en La Pintada, ayer mismo a eso de las 4:30 de la tarde, allí descendieron para preparar la segunda parte del proyecto, consistente en un vuelo vivac que recorre largas distancias volando o caminando sin utilizar otro medio de transporte.
“Todo marcha como lo hemos previsto; el clima ha ayudado bastante y creo que todo seguirá por buen camino”, expresó Zapata desde La Pintada.
El presupuesto de llegada a Cali es incierto. Todo depende de que los sigan acompañando buenos vientos, días soleados y que no tengan inconvenientes con las velas. “Esperamos despegar este viernes rumbo a Risaralda, donde haríamos una segunda escala, caminaremos en busca de un buen despegadero y así de a poco avizorar la meta”, señaló Villa