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Por juan felipe zuleta valencia
Pese a que el tenista caleño Nicolás Mejía sucumbió ayer en semifinales del torneo júnior de Wimbledon, en la memoria de los aficionados quedará la imagen de su batalla, por 4 horas y 24 minutos, sobre la hierba del All England, intentando clasificar a la final.
Tiempo que se antoja inusual para un tenista colombiano y latinoamericano, en general, en el torneo.
Mejía perdió ante el local Jack Draper, 7-6 (5), 6-7 (6) y 19-17 luego de un exitoso recorrido de cuatro rondas previas.
Su actuación trae al recuerdo el juego entre Alejandro Falla y Roger Federer por la primera fase del Abierto londinense en 2010, cuando el también caleño, con la mirada atónita del público presente, se fue arriba en los dos primeros sets. Federer reaccionó y lo llevó al cuarto parcial, en el que Falla tuvo una inolvidable oportunidad de match point y no logró concretarlo.
Cayó finalmente 7-5, 6-4, 4-6, 6-7 y 0-6 luego de tres horas y 18 minutos de juego. Fue el duelo más extenso que logró un colombiano en Wimbledon, la Catedral del tenis, en cualquier cuadro.
Fin de un hito para el tenis nacional, que nunca antes alcanzó dicha fase en Wimbledon. Pero, quizás, un punto de partida de un panorama prometedor para el país.
La superficie sobre césped, y especialmente Wimbledon, han sido tan inaccesibles para los tenistas latinoamericanos, que alguna vez, frustrado por sus malos resultados en el Abierto londinense, Guillermo Vilas, el mejor tenista argentino de todos los tiempos, declaró impotente: “El pasto es para las vacas”.
La frase quedaría como un símbolo de lo difícil que es para las raquetas de la región jugar sobre hierba. Es lógico, pues por los costos que exige mantener una superficie en césped, estas escaseen en esta zona.
De ahí el mérito de Mejía, un joven con diversas cualidades según los expertos y que buscará hoy clasificar a semifinal en dobles .