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A Manuel Alejandro del Rosario, un jugador de bádminton al que le falta el antebrazo izquierdo (por una malformación congénita), le dio pesar no estar en su natal Camagüey (Cuba) para recibir los restos del comandante Fidel Castro.
Con profundo dolor, y aún más acongojado por lo sucedido con los jugadores de Chapecoense, se presenta en el Parapanamericano de bádminton con la intención de cosechar su primer oro en la carrera deportiva.
Desde el nacimiento, una falla congénita ha hecho que, sin su brazo izquierdo completo, tenga que adaptarse a agarrar el gallito y sacar alto, para acertar golpes con su potente brazo derecho.
“Nunca he dejado de hacer cosas por este problema, llevo desde los siete años practicando este deporte y me encanta la agilidad que este propone”, expresa Manuel.
Al lado de sus padres, quienes no lo desamparan nunca cuando compite, pese a que es poco concurrida en la isla, se ha proyectado como uno de los mejores de su modalidad.
Es tanto su amor por el deporte que se encuentra estudiando una licenciatura en Cultura Física.
“Yo quiero pronunciar siempre un mensaje y es que nos apoyen, no somos limitados ni discapacitados, somos atletas de alto rendimiento”.
Con esa motivación, el cubano hace un entrenamiento exigente de cuatro horas, que además le sirve como terapia, y el resto del día se la pasa en otros menesteres.
Luego de lograr tres bronces en panamericanos y abiertos internacionales, añora dejar su sello con el oro en el Polideportivo Sur de Envigado.