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El Uyuni, en pleno desierto boliviano, es un cúmulo de sal que, según la geografía suramericana es el más alto del mundo, pues está localizado en la punta más extrema de Bolivia, a 3.650 metros sobre el nivel del mar, donde, cuentan quienes han estado allí, se hace difícil respirar.
Con una superficie de 10582 kilómetros cuadrados, el Uyuni es una de las maravillas del mundo, ubicado en el departamento de Potosí, sierra de altiplanos bolivianos en plena cordillera de los Andes, y una de las reservas de litio, magnesio y potasio más grandes del mundo.
Pues hasta allí subirán los pilotos que intervienen en el Rally Dakar por Suramérica y que, este jueves, empieza a hacer tránsito entre las dunas incas y los recónditos terrenos bolivianos.
La carrera procedente de Perú, que desde hoy pasará por Bolivia en su camino a Argentina, discurrirá a su paso por 265 comunidades locales con diferentes dificultades, cuyo máximo atractivo será Uyuni a pesar de sus complicados y sinuosos trayectos.
El calvario para los competidores no termina, aunque, como lo ha reconocido el colombiano Mauricio Salazar “si pasamos Perú, donde tendremos seis días durísimos y tormentosos, lo que viene es menos complicado”.
Ayer, por ejemplo, el desierto peruano volvió a hacer de las suyas. El reconocido piloto francés Sébastien Loeb debió abandonar durante la quinta etapa entre San Juan de Marcona y Arequipa, después de que su copiloto monegasco, Daniel Elena, se lesionara al comienzo de la jornada.
La pareja nueve veces campeona del mundo de rallies (WRC) encalló dos veces su auto en la arena, aunque consiguieron salir, reporta la agencia AFP. Pero al término de la primera especial, de 53 kilómetros, tiraron la toalla por los dolores de Elena, según su equipo. La segunda vez, cayeron en un agujero de arena blanda y tuvieron que esperar la ayuda de un camión para salir.
“Fue mal, las dunas son demasiado blandas, no vimos el hoyo, golpeamos con fuerza (...) Daniel está sufriendo, pero está bien. Sin un camión (de asistencia), no hubiéramos salido “, dijo Loeb, citado por un periodista de France Télévisions, la cadena que emite la carrera.
Loeb no es la primera víctima del desierto de Ica, que ha diezmado al grupo de favoritos. Su compañero de equipo, Cyril Despres, el martes, vio como sus opciones se evaporaban al perder casi 15 horas, y Nasser Al-Attiyah (Toyota), de Qatar, se quedó casi 55 minutos, confirmando así que este rally es el más salvaje del mundo.
A quienes siguen en carrera, incluso la tripulación colombiana del equipo MS2 Racing les quedan etapas difíciles por superar.
Mauricio Salazar Velásquez y Mauricio Salazar Sierra no se detienen, tienen claro que la meta es llegar a Córdoba en Argentina, pero también continuar por la causa social que los impulsa: la Fundación Alejandra Vélez Mejía. Han vivido recorridos duros pero auguran menos contratiempos en el altiplano boliviano.