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El hecho de no tener rivales en su división (69 kilogramos), como asegura, parece no incomodarlo ni mucho menos preocuparlo. Bueno, por lo pronto.
Lo cierto es que hoy Luis Javier Mosquera Lozano, el joven pesista que cuando tenía 15 años irrumpió ganando medalla de plata en el primer Panamericano al que asistió, y bronce en el Campeonato Mundial juvenil de 2011, no sabe si cuando se aproxime la verdadera gran competencia este factor pueda influir en su rendimiento.
Los expertos coindicen en afirmar que todo deportista de élite debe tener al lado, mínimo, alguien que le presione y lo obligue a dar, cada vez, mejores resultados y, en pesas, marcas. No tenerlo es un factor de riesgo a la hora de medir fuerzas ante rivales que, en los entrenos o en las pruebas de los altos desafíos, plantean retos similares o superiores.
Mosquerita, como lo han llamado desde que empezó a practicar pesas en su natal Yumbo, habla poco de esa situación y de la falta de adversarios que en Colombia le puedan obligar a mostrar mejores registros.
“Siempre he trabajado mirando mis marcas, no las de los demás; lo hago de la mano de los entrenadores y, hasta ahora, he tenido buenos resultados”.
Y podría tener razón cuando habla de la falta de contendores en el país. Mientras en los 62 kilogramos, división en la que se dio a conocer hace siete años ganando el Panamericano en Isla Margarita, Venezuela, tuvo halteros colombianos con los que compitió de tú a tú, ganando unas pruebas y perdiendo otras, en los 69, efectivamente, se fue quedando solo, incluso a nivel continental.
Su hermano José David, quien hace el tránsito de juvenil a mayores y cumplirá 20 años –dos menos que Luis Javier-, en octubre venidero, es uno de los pocos adversarios. Campeón panamericano y quinto en el pasado Mundial juvenil en Tbilisi, Georgia, tiene una marca de 302 kilos alzados.
Edwin Orlando Mosquera (asesinado recientemente) y quien figuró 15° en Río-2016 alzando 310 kilos en total, era quien intentaba darle la pelea, aunque igual, lejos de lo que siempre ha levantado Luis Javier, cuyo mayor logro es haber ganado la medalla de bronce de esas justas después de figurar cuarto y ante la posterior descalificación por dopaje del kirguiso Izzat Artykov, quien le antecedió en el podio.
El venezolano Julio Pernía es, tal vez, el principal rival en Latinoamérica. Se le acerca con una marca de 317 kilos. Luis Javier posee 338 kilos como su mejor registro personal. Es decir, todos, andan muy distantes de él.
No obstante, este es quizá el menos preocupante de los muchos dolores que hoy le dan vueltas en su cabeza, entre ellos las lesiones que siempre han estado ligadas a su profesión. Mosquera habló con EL COLOMBIANO en esta serie de entrevistas con atletas que se perfilan para podio en Tokio-2020.
Paradójicamente al éxito en su carrera, usted ha sido golpeado por las lesiones...
“Así es, siempre me he esforzado por salir adelante, conseguir cosas importantes y representar bien al país, pero igualmente siempre han aparecido lesiones que, de una u otra forma, han frenado los procesos o me han impedido asistir a torneos importantes”.
Esa es la parte más complicada de un deporte como las pesas...
“Sí, son muchas sesiones de trabajo, muchos entrenos, las cargas, los esfuerzos por mejorar marcas, sacrificios”.
Columna, muñecas, manos, hombros y ahora la rodilla en su pierna derecha que no sana. Incluso, se perdió el pasado Mundial de Anaheim, donde empezó el ciclo olímpico y en el que, por marcas, hubiera sido campeón mundial...
“Sí, es muy triste que estas cosas sucedan porque uno trabaja a conciencia y esperando obtener resultados; sin embargo, no hay felicidad completa y hay que asumir el riesgo de que en cualquier momento puedan aparecer problemas como este que vengo cargando desde el año pasado”.
Siempre se le ha escuchado decir que “la obra de Dios es así y así lo quiso”, ¿piensa igual en este caso?
“Sí, Él me permitió ganar la medalla olímpica e igual me brindará la posibilidad de salir de esta nueva prueba. Por algo será”.
¿Cuál es en sí el problema en la rodilla derecha y qué tiempo seguirá inactivo?
“Hace seis meses me debieron operar de meniscos. Después de cumplir con todo el proceso de rehabilitación, de seguir juicioso toda la terapia y fortalecer, la rodilla no respondió, me seguía doliendo. Un examen más profundo mostró lesión en el tendón. Eso obligó a una nueva cirugía hace 20 días y aquí voy. Inicialmente los médicos dicen que hasta mayo durará el periodo de recuperación con terapia”.
¿Se extralimitó en el esfuerzo por sanar tras la primera cirugía o qué?
“No. Venía entrenando bien los primeros seis meses del año pasado; pero surgió el problema de meniscos. Los médicos dijeron que el tendón no se recuperó bien de la limpieza; espero que todo salga bien ahora y tenga una pronta mejoría”.
Su última competencia fue en julio del año pasado en Miami, donde fue campeón del Panamericano, alzando 325 kilos. De ahí para acá se ha perdido los campeonatos centroamericanos y suramericanos, los Juegos Bolivarianos y el Mundial...
“Es algo muy duro, realmente, cuando uno se plantea una competencia con gran ilusión y trabaja a conciencia y todo se derrumba en un momento. Una situación compleja, muy triste. Quería estar en el Mundial porque es un reto que aún tengo por cumplir después de ser campeón mundial juvenil”.
¿Qué está poniendo de más a ese trabajo de recuperación?
“Paciencia, fe y motivación”.
¿Cree que puede peligrar todo su proceso rumbo a los Juegos de Tokio?
“Gracias a Dios tengo una mentalidad fuerte. Reitero, con paciencia y sin dejar caer la motivación saldré adelante. Todos los días me digo: no puedo perder la motivación. Sé que hay cosas, como los Juegos Olímpicos que me esperan y no voy a ser inferior al compromiso”.
¿Teme a que el desespero le gane la batalla ante estos inconvenientes físicos que lo alejan de la tarima?
“Debo confesar que uno se aburre, obvio. Eso que caigan tantas lesiones y que luego recaiga no deja de preocupar. Me aburro, sí. Pero igual tengo la mentalidad fuerte para superarme y salir adelante. En estos momentos es más el dolor por no poder competir que el de la lesión”.
¿Está usando muletas, qué hace?
“No, camino normalmente. La última cirugía me dejó ‘melo’, eso es lo bueno del cuento. Hago terapia en gimnasio, mucho cardio y trabajo en piscina, por ahora cero pesas”.
Debe estar lejos en su peso, aunque usted viene de los 62 kilogramos y uno pensaría que en los 69 no tendría mayor problema...
“Pues estoy un kilo y medio por encima; eso no es nada, normal; de ese peso no me vuelo, es mi contextura. Eso no es problema”.
Además del grupo de médicos que le supervisan la rehabilitación, ¿quién más le aporta en ese aspecto?
“Cuando uno está en las buenas, la prensa se arrima; pero cuando uno atraviesa malos momentos no, y esta entrevista me devuelve la esperanza de que hay alguien que puede preocuparse por mí. Es un aspecto de motivación, como la que me brinda, ciento por ciento, mi compañera (Michel Bejarano)”.
¿Qué energía lo motiva con mayor fuerza ahora?
“Indudablemente la de mi segundo bebé que viene en camino. Me da ánimos y me alegra la vida, así como cuando nació Joseph, quien ahora tiene cuatro años”.
¿No es preocupante la situación que usted plantea de no contar con rivales que le puedan exigir?
“Hace rato el país no tiene un buen grupo de pesistas de la categoría de mayores en los 69. En esta división no hay uno que responda bien. No hay nadie, excepto yo”.
Pero a nivel mundial, la competencia sí es brava y ahí se necesita esos rivales que metan presión...
“Chinos y coreanos son los más fuertes. Pero mientras me mantenga cerca en las marcas, siempre daré la pelea”.
Su registro personal 145-180-325 de hace ocho meses (Panamericano) y de 155-183-338 de hace un año y medio (Olímpicos de Río), ¿qué peso alzado proyecta para poder pelear el podio en Tokio y apuntar al oro?
“160-190-350. Hay que trabajar para esa marca”.
Pone bien alto el listón, aunque antes deberá ganar el cupo en los torneos clasificatorios. ¿Cómo lo hará?
“Tengo el ánimo intacto y la mente clara y fuerte. Tengo la voluntad para seguir intentándolo incluso hasta cuando la fuerza se agote. Así que la ilusión de ir no ha decaído ni siquiera en los momentos más críticos. Estoy en el proceso, sigo adelante sin dejar caer la motivación, porque quiero subir al podio en Tokio”.