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La primera vez que Darleys Pérez consiguió el cinturón de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), su triunfo quedó opacado para el país por la victoria de Colombia ante Uruguay en la pasada Copa Mundo de Brasil, sin embargo en su memoria el recuerdo sigue vivo.
El 29 junio de 2014 será un día histórico para Colombia no solo por el golazo de James, sino porque el hijo más representativo de San Pedro de Urabá (Antioquia) se alzó con el título mundial de peso ligero, tras derrotar al boxeador dominicano Argenis López en su propia casa.
Un año después, también como forastero se midió al púgil inglés Anthony Crolla en Manchester, donde retuvo la corona luego de que los jueces decretaran empate en las tarjetas 114-113 a favor de Darleys, 111-116 para el local y 113-113, una decisión fuertemente cuestionada por el público británico.
Ni el propio Darleys creyó que ganaría porque además de combatir fuera de casa, confesó que la noche del pasado sábado 18 de julio no estuvo en las mejores condiciones ya que desde el segundo asalto se sintió mal físicamente.
“En esta pelea no estuve a tope pero hice mucho esfuerzo para traerme la victoria, aunque me bajaron dos puntos injustamente. Estaba en casa ajena y ellos se querían quedar con el cinturón a como diera lugar pero gracias a Dios me devolví con él”, aseguró.
Hoy por hoy este pugilista paisa de 31 años y con casa en Barranquilla es el único campeón mundial que tiene Colombia, el número 44 de la rama masculina. Pero su historia para llegar hasta este punto no ha sido fácil.
Darleys creció en San Pedro de Urabá en una época en la que la mayoría de jóvenes eran reclutados para el conflicto por los grupos armados ilegales, principalmente por las Auc que a mediados los años 90 penetraron fuertemente en la región.
La población civil de los municipios de la costa antioqueña padeció directamente el accionar de los paramilitares que consistía en atacar a quienes supuestamente ayudaban a sus enemigos.
Por fortuna para Darleys Pérez, Donaldo el ‘Pupi’ Lora hizo ganara ese primer round a la delincuencia cuando lo invitó a practicar boxeo en el año 1997.
A pesar de que vio familiares y amigos involucrados en la guerra, su carácter le ayudó a evitar caer en ese estilo de vida y de paso le ahorró dolores de cabeza a su madre.
“Siempre dije que era mejor estar tranquilo, dormir bien, comer sin prisa, a estar corriendo, tenerlo todo y después no tener nada o estar metido en un ataúd, por eso creo que el boxeo fue la mejor decisión que pude haber tomado en mi vida”, expresó el hijo de Rosendo Pérez y Nancy Ballestas.
Cambió el fútbol por el boxeo
“A mí me gustaba el fútbol. Un día regresaba del entrenamiento con los guayos en la mano cuando me quedé viendo por una ventana y el difunto ‘Pupi’ Lora me dijo que si quería aprender a boxear. Yo le contesté que no tenía zapatos pero él me dijo que no importaba y desde eso no volví a patear un balón”, recordó.
Igualmente, Darleys quería aprender a pelear para quitarse de encima a los pelaos más grandes que se “la montaban”, aunque rápidamente aprendió que el boxeo solo un deporte y hasta terminó convirtiéndose en amigo de más de uno.
El pugilista antioqueño recuerda los sacrificios que hizo para iniciar su carrera profesional. La comida, la rumba, los paseos y las mujeres se las dejó por un tiempo a sus amigos para dedicarse al boxeo y ser campeón del mundo, porque siempre tuvo presente que “el que quiere puede”.
La revancha
Por estos días Darleys Gregorio descansa al lado de sus hijos y su esposa en Barranquilla, pero pronto volverá a ponerse los cortos y enfundarse los guantes para preparar su próxima pelea, que si bien todavía no es oficial, sería la revancha contra Crolla en el mes de noviembre.
Para entonces espera estar al ciento por ciento para su cuarta defensa del cinturón de la AMB, con la intención seguir dejando su nombre en alto y embolsillarse un jugoso botín que no es exclusivamente el sueño de Mayweather y Pacquiao.
Finalmente y a pesar de sentirse orgullosamente antioqueño, Darleys lamentó la falta de apoyo para los boxeadores de su región, específicamente de San Pedro de Urabá que desde hace cuatro años se quedó sin entrenador.
“Es triste ver que el talento se está desperdiciando por la falta apoyo. Los muchachos se decepcionan porque no cuentan con los recursos, les faltan zapatos o no tienen una camiseta con qué entrenar y para obtener resultados a nivel internacional se necesita motivación” señaló.
Por eso, después de haber cumplido su sueño de ser campeón espera algún día crear la fundación Darleys Pérez en la que buscará impulsar la carrera de las futuras estrellas en el deporte que le ha dado todo.