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Desde pequeña, y mirando el estilo avasallante de Rafael Nadal, la antioqueña Emiliana Arango se ha propuesto ser la mejor en lo que hace.
A los cuatro años comenzó a practicar el tenis y ha pasado por diversos procesos, como la Liga departamental, los seleccionados juveniles colombianos, la Fed Cup, irse a vivir a La Florida, entre otros acontecimientos.
Todo esto, cuenta su padre Ramón, le ha fortalecido el carácter, la adaptación al cambio y el afrontar los grandes retos a una edad temprana, tiene 16.
Más allá de eso, los resultados también empiezan a cobijar a una raqueta que parece ser prometedora. El último, la caída en semifinales del US Open júnior con la rusa Amanda Anisimova (6-4 y 6-1 ), la ubica en el panorama nacional de las promesas.
Uno de los primeros que la tuvo fue Hernán Rodas, en el Club Campestre de Medellín. Él revela que la mentalidad ganadora de Arango siempre ha estado y que le molestaba perder hasta en los entrenamientos. “Ella siempre fue muy autoexigente, desde pequeña se veía la actitud de campeona que tiene hoy, nunca le ha gustado caer”.
Ómar Tobón, otro de los orientadores de la paisa en sus inicios, resalta que una de las virtudes que la pueden llevar lejos es que siempre escucha los consejos.
“Además siempre se dejó aconsejar, se dejó llevar de la mano, al igual que sus papás, que captaron que ella necesitaba salir del club para progresar”, expresa Tobón sobre la mudanza de la juvenil a Brandenton (Estados Unidos), donde reside actualmente con su madre.
Lo anterior ratifica que Emiliana es una joya para seguir puliendo y que, ahora que suena, su compromiso es mayor para darle alegrías al país con la raqueta. Ella, María Camila Osorio, Daniel Galán y otros que surgen son los encargados de darle lustre a este deporte a nivel internacional.
Incluso, la capitana de la Fed Cup, Catalina Castaño, destacó hace un tiempo que “veo una gran proyección en ella; es una niña que, a pesar de su corta edad, es muy comprometida y profesional”.