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El Flori dejó de abonar el cielo con sus vuelos de élite

Dedicado a volar tándem, a la instrucción en parapente y al cultivo de flores, Héctor Vásquez abandonó la competencia antes de tiempo.

  • Héctor Hugo Vásquez (rojo), ahora dedicado a la enseñanza. FOTO Donaldo Zuluaga
    Héctor Hugo Vásquez (rojo), ahora dedicado a la enseñanza. FOTO Donaldo Zuluaga
El Flori dejó de abonar el cielo con sus vuelos de élite
16 de abril de 2015
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Cuando era niño, Héctor Hugo Vásquez corría detrás de los globos con un espejito en la mano intentando “capturar” alguno. Contrario a lo que se podía pensar, el Flori -como le llaman- sí aprendió de esta experiencia. Los globos le mostraron el camino del cielo para volar y hasta para convertirse en el mejor parapentista de Colombia, incluso llegando a ser el primero en ganar una manga de un Mundial.

Cultivó, además de flores y follajes, una exitosa carrera deportiva que lo llevó a ganar entre 1999, cuando empezó a practicar el parapentismo, y 2014, cuando abandonó la práctica competitiva, cuanta clase de torneos a los que pudo clasificar.

Héctor Hugo nació en el corregimiento de San Cristóbal, donde al lado de sus padres se dedicó a cultivar la tierra y a vivir, desde muy pequeño, de las flores. De ahí su apodo. Aún hoy disfruta de este deporte pero ya realizando vuelos tándem (dos personas) o como instructor en el voladero de San Félix, donde nació su amor por esta práctica. “Me aburrí de pedir apoyo para competir y representar al país”, relata entre nostálgico y realista.

Cuando está en el aire la vida adquiere para él nuevas experiencias y sentimientos. Asegura que “cumplí el deseo de volar por lo menos una vez en la vida”.

Al terminar bachillerato hizo cursos de mecánica automotriz y masoterapia, pero su pasión por todo lo que tuviera que ver con el aire lo llevó a convertirse en piloto comercial en parapente. Y a pesar de que en los últimos años el Estado ha respaldado mejor, incluso conformado selecciones Colombia, con patrocinio y todo, el Flori considera que falta apoyo.

Sin embargo, cumplió sus sueños de deportista de élite al representar al país, incluso en Europa hasta donde fue con respaldos económicos propios y de firmas vinculadas con este deporte. Ahora, 16 años después de haber hecho su primer vuelo, del que recuerda le dio gran susto al verse colgando de unas cuerdas y un trapo, insiste en que “cuando se está arriba, uno se olvida de todo”. Hoy mantiene el mismo pensamiento de seguir viendo el mundo desde arriba. “Tocar puertas y que no ayuden es muy complicado en el deporte”, dice Vásquez, quien representó a Colombia en cinco torneos internacionales, dos de ellos mundiales -Australia 2007 y México 2009-.

Recuerda que incluso en Indeportes le dijeron que era satisfactorio que el país tuviera un representante como él, pero nunca le respaldaron. La Alcaldía de Bello y el Comité Olímpico Colombiano sí creyeron en él y una que otra vez lo apoyaron en sus proyectos.

Hoy recuerda que en parapentismo la ayuda es vital y no solo cuestión de lanzarse al vacío. “Me ha dado duro dejar todo porque me había acostumbrado a la alta competencia, pero como se dice por ahí, a esto también hay que alimentarlo y yo había dejado de lado mis negocios. Había que ser realista, del deporte viven pocos”.

Marcas y alegrías

En 2004 ganó su primer campeonato nacional, en la categoría serial, en Roldanillo, Valle. Ahí empezó a cultivar títulos hasta emprender los vuelos internacionales que le permitieron darse a conocer. Logró ocho títulos nacionales en nueve años, estableció registros de vuelos como el que hizo en 2005 al imponer récord de distancia entre San Félix y Marmato (94.3 kilómetros), o el más reciente, en febrero pasado, en un vuelo tándem con 100,7 kilómetros entre San Félix y Riosucio. Alguna vez voló a 3.850 metros de altitud, desde donde “la tierra se ve como un pequeño pesebre”. “Nada se compara con la felicidad de volar. Cuando uno está arriba todo es diferente. El tiempo no importa”.

A pesar de todo se siente afortunado de ser parapentista, porque, con el tiempo, se convirtió en su otra profesión. Ver la grandeza de Dios, la naturaleza en todo su esplendor, la pericia del hombre para navegar en el aire como si fuera un pájaro, son cosas que, según Vásquez, no se cambian. Y aunque ya no como competidor, continúa observando los tonos amarillos oscuros, cafés, rojos que, cada fin de semana, tiene la posibilidad de disfrutar. Igual enseña la práctica y hasta tiene una página -www.parapentemedellin.com- en la que brinda orientación, siempre impulsando a la gente que quiere divertirse en el aire.

“Flori es un grande, el mejor del país. Cuando tuve la oportunidad de competir, en 2006, efectivamente ganó esa prueba y casi todas de ahí en adelante hasta su lamentable retiro”, señala quien le sucedió en el trono como mejor de Colombia, Julián Andrés Carreño, para quien Héctor Vásquez fue el adelantado, así hoy haya dejado de cultivar el cielo con sus vuelos de élite.

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torneos internacionales tuvieron la presencia del Flori en 15 años de actividad.
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