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El “Mago” quiere cambiar bronce por oro en Tokio

Carlos Ramírez trabaja para mejorar su salida en el partidor. En la próxima Olimpiada espera darse el regalo.

  • Desde los tres años, Carlos Ramírez está recorriendo el mundo con el BMX, el deporte que lo apasiona. FOTO cortesía-prestige-FLOORING
    Desde los tres años, Carlos Ramírez está recorriendo el mundo con el BMX, el deporte que lo apasiona. FOTO cortesía-prestige-FLOORING
17 de marzo de 2018
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El lunes 12 de marzo fue el cumpleaños número 24 de Carlos Alberto Ramírez Yepes, medallista de bronce en los Olímpicos de Río de Janeiro. No pidió regalos.

Con el marco de la bicicleta que usó en 2016 frente a su cama, cada día al abrir los ojos da las gracias por ese 19 de agosto cuando hizo realidad su sueño de ganar una presea y ver la bandera tricolor ondeándose en un podio.

Así, en un ambiente tranquilo, con su familia, Carlos celebró el onomástico. Descansó y pensó en su nueva meta, los Olímpicos de 2020.

En Tokio espera repetir la experiencia de Río. Solo que esta vez su aspiración es más alta. El oro no lo ve como algo inalcanzable, sino como el regalo que se quiere dar.

Este joven que prefiere disfrutar la naturaleza en la tranquilidad de su hogar, oyendo el canto de los pájaros, el ladrar de sus perros y viendo la caída de la neblina, revisa una a una las piezas de su cicla. Es su consentida, la cuida, la mima, es la niña de sus ojos, pues ella le cambió la vida.

Sobre ella logró reconocimiento, amor y visibilidad entre quienes no sabían quién era y tal y como dice, es lo más lindo que ha vivido, pues ahora los niños lo siguen, lo buscan, le piden autógrafos, fotos y eso lo hace feliz.

Un corazón bondadoso

“El amor y la consideración que Carlos tiene por los pequeños y los ancianos es su mejor virtud, siempre busca ayudarlos, compartir con ellos, y por eso destina parte del dinero que recibe por ser deportista apoyado y de sus patrocinadores para darles alegrías. En diciembre contrató una buseta y se llevó a los niños de la vereda -San Isidro- a cine, y regresó contento”, dice Ana María Yepes, madre del corredor.

Descomplicado, “buena cuchara”, como dicen las abuelas al destacar su apetito, y disciplinado, son otras cualidades que resaltan en él. Durante los últimos 12 años Carlos Alberto estuvo rodeado del amor de cinco adultos mayores (sus abuelos y las tías de su papá), quienes eran las que más disfrutaban con las medallas, trofeos y las historias que les contaba, tras cada competencia.

Por eso no es raro que este estudiante de tercer semestre de Administración de Empresas de la UPB se conmueva cuando ve en la calle a un anciano. Y aunque no tiene ninguna fundación siempre busca ayudar a quienes se cruzan en su vida.

Vida en aviones

Por sus constantes compromisos es mucho el tiempo que pasa fuera de casa, por eso, cuando regresa, su mamá lo consciente y le ayuda con la alimentación. La bandeja paisa no puede faltar, como tampoco el sushi, aunque tal y como dice doña Ana María, los cuidados son bastantes ya que siempre buscan que Carlos Alberto se mantenga en forma, y no suba de peso.

Asegura que a veces es complicado porque está fuera mucho tiempo, pero normalmente intentan viajar para acompañarlo. Ahora que hace parte de la Selección Colombia no se pueden hospedar con él.

Luego de casi dos meses en EE. UU. donde entrenó y compitió, EL COLOMBIANO habló con él sobre lo vivido en Río y lo que viene.

¿Que significó la medalla de Río para su vida?

“Ha sido un gran cambio porque pasé a ser reconocido en el país. Además, fue un sueño hecho realidad, ese momento que yo quería cumplir desde chiquito, representar a Colombia en unas olimpiadas y ganar medalla. Es algo maravilloso y quiero seguir luchando para volver a estar allá”.

¿Y lo más lindo que ha vivido tras ese día?

“El apoyo de las personas a mi alrededor, de la gente que me encuentro en la calle y me reconoce y me felicita. Me siento feliz porque demostré que el que persevera alcanza sus sueños y que con disciplina y trabajo todo se logra”.

Tokio es la próxima cita, ¿cuáles son las metas?

“Quiero estar allí, por eso, entre mis expectativas, está luchar por el podio de las copas del mundo, que entregan la clasificación. Deseo llegar mejor preparado, defender el bronce y buscar el podio para dejar en alto el nombre de Colombia, volver a tener la bandera tricolor ojalá en el primer lugar. El ciclo lo arrancamos en 2017 con los Bolivarianos y este año hay muchas carreras a las que quiero ir a foguearme y seguir mejorando para sumar puntos”.

¿En qué trabaja para mejorar el resultado de Río?

“En el tema de la salida, porque es un aspecto que me falta optimizar. Si sigo entrenando fuerte lo voy a lograr y eso me va a permitir muchas cosas en las competencias, ya que una buena salida te permite tener mejor ubicación y quedar con la ventaja para buscar la victoria”.

¿El oro lo ve lejano, o posible de alcanzar?

“No lo veo lejano, sé que debo llegar bien preparado y por eso estoy entrenando fuerte, buscando siempre mejorar, escalar posiciones y todo con la ayuda de Dios”.

¿Cuáles son los rivales que debe derrotar en este ciclo?

“Todos los países tienen buenos competidores, todos son dignos de admirar, buenos rivales. En las carreras son amenazas latentes, porque es uno contra ellos, todos con las mismas aspiraciones, entonces por eso hay que estar bien entrenado para las pruebas”.

¿Usted se ve en algo diferente al bicicrós?

“No me he sentido tentado por otra modalidad, admiro muchos deportes y varios atletas, pero nunca he pensado en cambiarme a otra diciplina. Siempre he estado convencido de que el bicicrós es lo mío, y por eso mi meta es luchar por estar cada vez más arriba y mejor preparado”.

De esta manera el “Pequeño Mago”, como se le conoce a Ramírez en las pistas del mundo por su agilidad, habilidad y sorpresa al momento de correr, seguirá su preparación. En Tokio espera darle más alegrías al país y ganar oro, el regalo que se quiere dar y para el cual trabaja fuerte .

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es la posición en el ranquin mundial de Ramírez, carta número uno de Colombia.

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