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Llegó la hora de despejar dudas y apreciar el espectáculo más imponente del deporte estadounidense: el Super Bowl, la fiesta anual que prende televisores, mueve el torniquete y recoge millones de dólares en ganancias.
La violencia doméstica, los problemas de disciplina, la salud de los jugadores, los enredos en el arbitraje y hasta un tema que parecía baladí y se convirtió en escándalo: los balones desinflados, hicieron el preámbulo del duelo de esta tarde por el título del Supertazón: Patriots vs. Seahawks.
Pero ninguno de estos factores ha afectado la popularidad de un deporte que genera 9.000 millones de dólares anuales en ingresos.
La crisis por los casos de violencia doméstica, según informan los medios, entre ellos AP, detonó cuando Ray Rice, el ex running back de los Ravens de Baltimore, golpeó a su entonces prometida, y Adrian Peterson, estrella de los Vikings de Minnesota, castigó a su hijo pequeño con una rama de un árbol.
La temporada de la NFL llega así a su final que, sin embargo, es visto por los aficionados como un gran banquete. Ellos poca atención le paran a lo que ha sido la última semana o el resto de la temporada. Todo porque este domingo es el Superdía.
La de hoy es una ocasión para reparar daños, pero igual para cantar victoria en el campo de juego.
Los Seahawks son los primeros, desde los Bears de Chicago de 1985-86, en permitir menos puntos por partido y menos yardas por partido en temporadas consecutivas. ¿Será un partido defensivo? se preguntan los especialistas.
También son el primer equipo en más de 40 años, desde los Vikings de Minnesota de 1969-71, que lidera la liga en puntos permitidos en tres temporadas consecutivas.
Patriots, por su parte, podrían convertirse en el primer equipo en una década en ganar títulos consecutivos en el Super Bowl.
Al margen, este evento podría dejar nuevos récords, el más llamativo relacionado con las audiencias. Más de 111,5 millones de personas vieron el partido en 2014, que se convirtió en el programa de más audiencia en la historia del país -dice AP-, un choque en el que se impusieron los Seattle Seahawks frente a los Denver Broncos.
(Ver infografía)