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Sentada en la tribuna del Polideportivo Sur de Envigado, la mujer de tez morena y cabello recogido capta las imágenes del “vuelo” de su hijo sobre la cama elástica. El movimiento de sus manos impide el pulso normal del celular, pero a ella parece no importarle.
“Prefiero mirarlo por la cámara, me pongo nerviosa cuando está compitiendo en trampolín”, confiesa Elizabeth Berrío que, por primera vez, acompaña a Santiago en un torneo fuera de Bogotá, la ciudad que le dio abrigo después de salir desplazada de Quibdó.
Nació en Medellín hace cuatro décadas, pero creció en suelo chocoano hasta que la violencia la obligó a buscar refugio en la capital del país donde, además de alternativas de empleo, encontró la cuna de sus tres hijos, Álex David (de 20 años), Vanesa (14) y Santiago (12), por quienes todos los días se levanta a trabajar como empleada doméstica.
A ella le tocó ponerse al frente del hogar hace siete años cuando su esposo, de 37, falleció por causa de un infarto en el corazón.
Surge el campeón
A pesar de las dificultades y gracias a manos amigas, entre ellas Juliana Morales, de Wikimujeres, Elizabeth ha salido adelante y les muestra a sus hijos el camino de la superación. Entre ellos, el menor, Santiago, un gimnasta de proyección internacional, al que apoya sin reparos.
Fue ella misma quien le buscó un espacio en el deporte. Cuando el pequeño tenía 7 años la gente en la calle le recomendaba una actividad para que desfogara la energía que mostraba.
“Santiago no caminaba, saltaba. Por todos lados se le veía brincar”, comenta sonriente la mamá.
Incursionó en la gimnasia artística, pero no se adaptó. El muchacho, con picardía, dice que se aburrió, y luego se encarretó en el trampolín, una modalidad que disfruta por la adrenalina y porque le gustan “las cosas difíciles”.
Más pequeño, Santiago era llevado al coliseo por Elizabeth o uno de sus hijos mayores, quienes también lo recogían allí. Ahora viaja solo, pues luego de salir del colegio se monta a un bus desde el barrio San Benito, sur de Bogotá, en el que hace recorridos de hora y media.
Durante el viaje almuerza y reposa, antes de un nuevo entrenamiento. Un esfuerzo que se repite todos los días, pero que ya da frutos: es campeón panamericano, suramericano y medallista de plata en la Copa del Mundo en España.
“Mi sueño, que es el mismo de Santiago, es verlo en unos Olímpicos”, remarca la mujer, que ayer en Envigado festejó otro triunfo de su campeón en el Nacional Interclubes.