viernes
7 y 9
7 y 9
Por donde camina le hacen calle de honor, y aunque no lo hace con traje de gala ni tiene título de reina, es considera como tal.
Ella, mientras, no solo se llena de alegría ante el asedio de la gente, también accede a sus deseos, como dejarse dar un beso en la mejilla, ser abrazada, firmar autógrafos, dar consejos o simplemente posar para una fotografía.
“Es que ella es mejor como persona que como deportista. Es un ejemplo a seguir, hacen falta calificativos para describir a esta gran mujer”, así se refirió Martín Posada, gerente de la Comisión Antioqueña de Bicicrós, sobre Mariana Pajón, la bicampeona olímpica que once días después de su hazaña en los Olímpicos de Río de Janeiro, continúa siendo homenajeada, privilegio que la llena de orgullo y motivación para seguir escribiendo páginas de gloria en su carrera deportiva.
Ayer, en su visita a EL COLOMBIANO, y mientras un puñado de niños -de visita también- no se cansaban de corear su nombre, Mariana, con su habitual sonrisa, la cual brilla como la presea de oro que cuelga en su pecho, expresó que se preparó para ganar, pero no para ser tan venerada, incluso, mucho más que hace cuatro años cuando se impuso en los Juegos de Londres.
No ocultó que siente cansancio, que lleva días y noches sin dormir por los compromisos que debe cumplir, pero afirma que las responsabilidades las adopta con entusiasmo y felicidad por una sola razón.
“Darles alegrías a los demás no tiene precio. Es imposible no reír y sentirse orgullosa al tener a lindas personas que te aclaman. Ahí es cuando uno dice que valió la pena tanto esfuerzo y sacrificio. Así yo no duerma, tenga jornadas larguísimas y viaje por todo el país, no me importa, lo seguiré haciendo porque quiero compartir con los demás. Deseo que vean la medalla y ser fuente de inspiración”, indicó Mariana, quien mientras observa el video del día de su consagración en Brasil se le eriza la piel y explica que en la vida, por muy difícil que parezca, los sueños se pueden cumplir. “El secreto es tener metas claras y luchar por ellas”.
Confesó que el Mundial de Medellín en mayo, al que llegaba después de superar una lesión y el cual ganó, le sirvió para llenarse de más confianza de cara a Río, donde pese a ser una de las favoritas supo dominar la presión que había sobre ella.
“Tuve una buena preparación física y mental para afrontar ese peso. Me sirvió mucho la simulación que se hizo en el Mundial. Ese fue un gran reto, porque era en mi pista, en casa, ya había hecho el esfuerzo más grande, entonces era llegar a Río y esperar a que todo fluyera”.
Ella, practicante de bicicrós desde los 5 años de edad, indicó que de las dos medallas que ha ganado, la que más aprecia es la de Río. “Ambas son especiales, por la magnitud de saber que se está en una carrera diferente. La de Londres la disfruté mucho pero esta aún más por el sacrificio que tuve que hacer para llegar de la mejor forma, porque estaba con mi familia y por sentirme local pues era impresionante la cantidad de colombianos en esa tribuna”.
Y no guardó palabras para hablar de respaldo hacia las nuevas generaciones, porque es la única forma para soñar en grande y llegar lejos como lo ha hecho ella .