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En 1954, cuando el mundo presenciaba el furor del boxeo estadounidense, Barbara Buttrick, una mecanógrafa oriunda de Cottingham, Reino Unido, se atrevió a subir a un cuadrilátero, desafiando los cánones de la época, para protagonizar una pelea, que se convertiría en la primera entre mujeres transmitida por televisión.
Mucho antes, este deporte ya había mostrado algunos rasgos de mujeres peleadoras, incluso desde cuando se combatía sin guantes, en el siglo 18. En Londres, cuna de este ejercicio, su prohibición impidió que ellas pudieran practicarlo.
Se pensaba que una mujer que incursionara en deportes rudos y “exclusivamente” masculinos dejaba de ser femenina. Estos calificativos ofensivos las limitaron, incluso hasta el punto de obligarlas a abandonar, pues eran mal vistas por la sociedad.
Según el historiador Javier Occhiuzzi, pasaron 2.073 años para que ellas fueran aceptadas en el programa olímpico pues el boxeo femenino se incorporó, tan solo, en Londres-2012.
Con la globalización y la búsqueda de igualdad, hoy es normal ver a mujeres, de todo tipo, destacándose en estos deportes sin importar los estigmas.
Las artes marciales mixtas -mma (mixed martial arts, por su sigla en inglés)-, una expresión milenaria en la que el boxeo es básico de las principales, al lado de una gran variedad de disciplinas como karate, kickboxing, muay thai, judo, lucha, jiu jitsu y taekwondo, entre otras, son hoy un nicho que explotan las mujeres intentando combatir prejuicios para buscar protagonismo.
Verónica Zuluaga, estudiante de Diseño Gráfico en la UPB, encontró en las artes marciales mixtas una manera de hacer ejercicio. Las practica para mantenerse en forma y mejorar su salud. “Antes había estado en fútbol y en natación, pero me enamoré de este cuento. Es un deporte que no solo te sirve para aprender a defenderte, sino también que te ayuda en la capacidad cognitiva por todas las técnicas aprendidas”.
Así como ella, hay una gran cantidad de practicantes femeninas en el país, es un fervor de cientos de mujeres que entrenan hombro a hombro con sus pares masculinos. Las artes marciales mixtas crecen en las principales ciudades gracias a una buena cantidad de escuelas y, aunque todavía no están organizadas en ligas o federación, van camino a hacerlo.
En Medellín hay 30 academias reconocidas en las que el promedio de practicantes es de 10 mujeres, es decir, cerca de 300. Esto sin contar las que hacen karate, judo, taekwondo y lucha.
El género masculino reconoce en estas mujeres su tenacidad y la disposición para superar momentos tan comunes en esta expresión de combate, como las fuertes patadas, los golpes al rostro y a la zona media, como lo expresa el entrenador de la Selección Antioquia de karate, Gonzalo Berrío. “Las mujeres que lo practican son de carácter y decididas. Esto no es para cualquiera. Las que entran en esta actividad no pueden ser personas pasivas, al contrario, son temperamentales”.
Para Alejandra Lara, una de las colombianas con mayor proyección y quien hace parte de la empresa de artes marciales Bellator, estas están en auge entre las mujeres por su complejidad y espectáculo.
“En Colombia hay muchísimo talento y las academias se preocupan más por apoyarlo. No es solo un arte marcial sino varios: lucha, jiu jitsu, boxeo y muay thai. Trabajan el físico y el estado mental”.
Con su empuje, determinación y cualidades físicas las mujeres siguen abriendo caminos en los que se pensaba solo entraban los hombres. En las artes marciales mixtas ya gozan de admiración