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La bolsa y las inversiones son los mejores aliados de Pedro Pablo De Vinatea, un jugador peruano de parabádminton.
Sus estudios en Economía le permiten analizar bien en qué negocios invierte y cuándo sacar las ganancias. “Últimamente estoy peleado con la bolsa, porque es muy estresante, un día tenés todo triplicado y, al otro, al 2%”.
Pero los números no son la única faceta de su vida. La calculadora cambia por el gallito, ese que juega desde hace 23 años, cuando tenía seis.
Gracias a sus padres conoció esta práctica que lo llena de pasión. En su infancia y adolescencia se proclamó como campeón en cinco torneos panamericanos.
Sin embargo, cuando tenía 14 años, empezó a sentir dolores muy fuertes en su pierna derecha. “Cuando me revisé, me diagnosticaron un osteosarcoma (tumor en el peroné derecho) y me tuvieron que amputar la pierna derecha”.
El trauma sicológico normal de estas situaciones no fue tan difícil, porque tuvo muestras de afecto de todo lado, que lo estimularon.
Sin embargo, como en su natal Lima no se podía acceder a todo el equipamiento para la situación, le tocó mudarse a Florencia (Italia) durante once meses. En las riveras del Arno no encontró motivación, porque es una ciudad “medio aburrida”, pero sí los mejores detalles para su recuperación y la implantación de la prótesis en su pierna.
De allí, retomó los trabajos en su deporte favorito, pero esta vez como deportista paralímpico. “Yo traté de ser un pionero de esta práctica en Perú ya que fui el único deportista durante cuatro años”.
Hoy, en el Polideportivo Sur de Envigado, donde cerró ayer el Parapanamericano, se mostraba congraciado por ver una delegación de 13 personas de su país, aunque los resultados lo tenían un poco fastidiado debido a que, gracias a un bronce en el Mundial de 2011, llegaba como uno de los favoritos.
Por eso, este amante de la Fórmula 1 y Kimmi Raikonen, es un inversor en el parabádminton, no solo inca, sino panamericano.