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Juan Pablo Montoya ha ganado tres veces las 24 Horas de Daytona. Y este fin de semana emprende una nueva aventura en la pista del Daytona International Speedway en procura de la cuarta corona de esta reconocida carrera que es la más tradicional e importante de Estados Unidos en pruebas de resistencia (larga duración en términos de tiempo).
De carácter fuerte, frentero e irreverente, Montoya es el ícono del automovilismo colombiano. Lo certifican las siete victorias y 30 podios que sumó en la Fórmula 1, único nacional en hacerlo, entre 2002 y 2006. Hoy sus victorias en el mundo de los autos lo mantienen vigente, además de resonantes triunfos en circuitos míticos, como Mónaco, Monza, Silverstone o Hockenheim y en toda clase de competencias en las categorías F-1 (la máxima del automovilismo), Nascar, IndyCar y Fórmula 3000 en las que ha dejado huella.
Su imagen, a los 42 años de edad, sigue siendo un atractivo para empresas comerciales, porque siempre que se monta en un carro da que hablar.
El bogotano continuó la labor que empezó en 1982 el antioqueño Roberto José Guerrero, pionero en la incursión de pilotos colombianos en pistas y carreras del mundo, abriéndose espacio en el complicado mundo de los autos. Ya en 1997 se había proclamado subcampeón de la F-3000 en Europa y un año más tarde campeón, éxitos que le permitieron llegar rápido, como piloto de pruebas, a la escudería Williams de la F-1.
Su traslado a Estados Unidos (1999) no pudo ser mejor. En la primera participación en la Cart, el evento más importante de carros de tipo fórmulas (vehículos monoplazas) en ese país, fue ganador. Este logro lo condujo al campeonato en que todo corredor quiere estar: la Fórmula 1, en 2001, defendiendo los colores de la escuadra Williams hasta 2004 y luego, en 2005, de McLaren.
Su pasión por los autos y su conexión con Chip Ganassi lo pusieron en la Nascar, competencia que actualmente representa la categoría automovilística más comercial y popular de EE. UU. Allí estuvo entre 2006 y 2013.
Regresó a la IndyCar y en 2018, con el equipo Penske, empezará una nueva temporada, este fin de semana, corriendo el Weathertech Sportscar Championship de la Asociación Internacional del Deporte Motor (IMSA) en la categoría de prototipos (vehículos acondicionados para la resistencia) que incluye clásicas como las 24 Horas de Daytona y las 12 Horas de Sebring, dos de las pruebas más reconocidas del mundo.
Hoy, después de 21 años de actividad, continúa en el selecto grupo de pilotos en un deporte que demanda, además de capacidad para conducir, un millonario respaldo económico y tradición, ya que Juan Pablo procede de un país futbolero y ciclístico sin historia automovilística (ver recuadro).
“Será muy difícil superar lo hecho por Montoya. El solo estar en F-1 y lograr buenos resultados, es un listón alto para cualquiera que busque llegar a las grandes ligas”, dice Hernán Cuartas, gerente de Ecoparmo, uno de los clubes más importantes de los deportes de motor en el país.
“Lo que más gusta de Montoya es que no es un invitado de piedra en las competencias. Siempre está peleando por puestos importantes, y su forma arriesgada de conducir atrae. Es un ganador, constantemente está en boca de sus compañeros, rivales y patrocinadores. Eso le permite seguir vigente”.
Pero, y después de él ¿qué?... ¿Hay pilotos con capacidad y respaldo económico que puedan seguir sus pasos?
Tatiana Calderón, Gustavo Yacamán, Sebastián Saavedra, Gabby Chaves, Carlos Muñoz y Óscar Tunjo figuran detrás. “Son deportistas que nos dan nombre afuera pero que, difícilmente, por no decir que es imposible, podrán llegar a una Fórmula 1, un GP3 en Europa o sostenerse toda una temporada en IndyCar”, expresa Juan Manuel González, hoy en día el mejor piloto de carreras en el país..
Según él, competir en autos requiere de altas inversiones y no hay empresas en Colombia que las hagan en automovilismo” (ver recuadro).
Así las cosas, excepto Tatiana Calderón que competirá en GP3 inglés y Gabby Chaves que lo hará en IndyCar (EE. UU.), nuestros automovilistas tendrán que resignarse a participar en campeonatos de menor valía