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El viejo tigre no mordió al joven cocodrilo en la décima partida del Mundial de ajedrez que se cumple en Sochi y por eso sólo le quedan dos intentos al indio Viswanathan Anand para tratar de emparejar el duelo que domina Magnus Carlsen con 5,5 puntos, por 4,5 del rival.
De lo que está muy convencido el indio Anand es de ser superior al campeón en el control de los nervios bajo máxima tensión. El plan de Viswanathan es hacer tablas con negras, hoy en la penúltima jornada, y ganar la última el martes con blancas para imponer sus prodigiosos reflejos en el desempate a partidas rápidas del jueves.
En la sede del evento, parece que el séquito de Carlsen reconoce que aún puede quedar mucho por sufrir. Porque a su padre, madre, hermana, apoderado, médico, cocinero y dos analistas se han unido, ahora en Sochi, un guardaespaldas y otro amigo.
Por otro lado, unos 20 periodistas noruegos le recuerdan cada día a su insigne compatriota que todo el país está pendiente de él. Conviene tener presente lo ocurrido en marzo de 2013 en Londres: presa de la enorme tensión, Carlsen perdió la última partida del Torneo de Candidatos, pero tuvo la enorme suerte de que Vladimir Krámnik también lo hiciera, y por eso fue él quien retó a Anand hace un año en Chennai.
También es cierto que en otras ocasiones, como la reciente Sinquefeld Cup en San Luis (Estados Unidos), Carlsen tuvo el coraje de jugar a ganar cuando le bastaba hacer tablas. En cualquier caso, el prodigioso escandinavo afronta ahora otro reto vital: confirmar que sus nervios pueden ser de acero cuando es necesario, como se espera de un gran campeón; pero debe hacer eso ante un viejo tigre con los colmillos aún afilados, aunque ya no sea tan letal como antes.
Si Carlsen gana hoy mantendría el título, porque se haría inalcanzable con 6,5 puntos a una sola ronda. Unas tablas alarga hasta el martes el Mundial y si hay empate en el primer lugar, se definirá por partidas con muerte súbita el jueves.