viernes
7 y 9
7 y 9
Al gimnasio de Arboletes, un día cualquiera de 2008, llegó un negrito delgado, de pantaloneta, chanclas y con los pies sucios y llenos de barro. Así recuerda Beibis Mendoza la vez que Yuberjén Martínez le expresó su deseo de ser boxeador.
“Yo apenas estaba empezando mi carrera como entrenador pero desde que lo vi, sabía que iba a ser bueno. Cuando comenzó a pelear se quería poner los guantes con todo el mundo, hasta con pegadores de más peso, y le iba bien porque es una máquina de tirar golpes”, relató el primer técnico que tuvo el púgil criollo con mejores resultados en la historia olímpica.
Mientras Beibis -dos veces campeón mundial profesional y quien estuvo en los Juegos de Atlanta-96 donde fue octavo)- contaba la anécdota, Yuberjén evocaba sus inicios en Urabá con este profesor que solo lo pudo pulir durante un año, pues su familia decidió irse a vivir a Chigorodó.
La separación fue dura porque el chico ya había realizado algunas peleas en San Pedro de Urabá y Caucasia. Mendoza veía mucho talento en su pupilo y antes de despedirlo le indicó que buscara a Wílber Blanco, quien se convertiría en su guía deportivo.
Cita de grandes
Al coliseo Carlos Mauro Hoyos, de Medellín, esta semana, arribó un morocho sonriente, de camiseta amarilla de la Selección Colombia, bluyines finos, tenis de marca y una medalla de plata en su riñonera.
Su reencuentro con Beibis, tras la hazaña en Río, fue emotivo. Estaban, como testigos, otros púgiles antioqueños que también buscan la consagración. Y sucedió en el mismo lugar donde Martínez pasó largas horas preparando el ciclo de cara a Brasil-2016.
En un gesto de gratitud, el deportista de 24 años se quitó la presea de plata y la colgó en el cuello de Beibis. “Una de mis inspiraciones para llegar al boxeo fue el profesor Mendoza, por sus hazañas y logros, quería ser grande como él”, reconoció el pegador que con un fuerte abrazo le ratificó su aprecio y admiración.
“Lo mejor que me ha pasado es esta medalla de Yuberjén. Saber que hice algo bueno en la vida y aporté en su formación me llena de alegría, él acaba de hacer historia, es el logro más grande de este deporte”, dijo el estratega al posar para las fotografías.
La presencia del medallista olímpico interrumpió por unos minutos su labor y antes de reanudarla le aconsejó que continúe en la rama aficionada. “Está joven y si mantiene la disciplina podemos pensar en la medalla de oro en Tokio-2020. Tiene mucha madera y puede ser campeón mundial”.
Sus palabras coincidieron con el deseo del púgil, quien ya habla de los Juegos Bolivarianos, Suramericanos, Centroamericanos y del Caribe, y los Panamericanos, antes de las Olimpiadas. Pero todo está supeditado al apoyo del Gobierno a través de Coldeportes para que rechace las tentadoras ofertas que le llegan para que dé el salto al profesionalismo.
Antes de despedirse, maestro y alumno, nacidos en Urabá, le pidieron al Estado que mire más hacia su región y en general a todo el departamento de Antioquia, donde abunda el talento, pero hay carencia de escenarios.
“En Chigorodó hay muchas falencias, entrenan debajo de un árbol. Es hora de que se manifiesten y se pongan la mano en el corazón, allí trabajan con las uñas”, clamó Martínez, al recordar que este es un deporte “hermoso, practicado por gente pobre que viene de abajo” y requiere de impulsos como el que él recibió un día de Beibis Mendoza siendo casi un niño.