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Josué, un valiente que da saltos triunfales
Este pequeño paisa que impresiona con la elegancia de sus clavados,
sueña con emular a Orlando Duque.
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Josué, tricampeón nacional, dedica tres horas diarias, cinco días a la semana, a la práctica de los clavados con el club Alcatraz. FOTOS Jaime Pérez -
Josué, tricampeón nacional, dedica tres horas diarias, cinco días a la semana, a la práctica de los clavados con el club Alcatraz. FOTO JAIME PÉREZ -
25 de abril de 2018
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Desde los cuatro años Josué se acostumbró al miedo. A sentir ese “vacío en el estómago” cada vez que se para al borde del trampolín y mira el azul profundo del pozo de clavados. Y con la tranquilidad de un experimentado que sabe que todo va a salir bien, levanta los brazos, toca las yemas de sus dedos, los abre como si tuviera alas, vuelve a unirlas en el aire y salta al vacío mientras el agua roza su piel al sumergirse en ella. Una entrada perfecta.
El aplauso y la motivación de su entrenador, Santiago Mahecha, se escuchan al borde de la pileta. De la piscina sale, titiritando una delgada figura, de 1,30 centímetros, que sonríe por su acierto.
Se llama Josué Chica, tiene ocho años, y hace cuatro, cuando empezó a ir a clases de natación, se dejó seducir por los clavados. “Yo los veía cómo se tiraban de las plataformas más altas y me inspiré por ellos a meterme”, cuenta, con fascinación, el hijo de Jazmín Giraldo y César Chica, que siempre ha contado con el apoyo de sus padres para saltar por sus sueños.
“Si un niño va a practicar un deporte, uno como padre no puede cohibirlo porque eso le transmite inseguridad. Al contrario, lo hemos apoyado, le damos confianza para que no tenga miedo de lanzarse”, señala Jazmín al hablar de cómo ha sido el proceso del segundo de sus tres hijos, que ya completa tres títulos nacionales en la categoría de novatos representando al club Alcatraz.
“Tengo 17 medallas”, dice con orgullo. Y quiere ganar más, “todas de oro”, como Sebastián Morales (deportista olímpico) y Alejandro Arias (campeón mundial de esta disciplina), a quienes emula en los entrenamientos para llegar, algún día, a los Juegos Olímpicos.
“Josué siempre quiere ir más allá. Él observa mucho a los clavadistas más grandes, cuando llega temprano a los entrenamientos se concentra mucho en los movimientos de ellos y los imita. Se le notan las ganas de aprender, estar más adelante”, explica Mahecha, quien lo entrena, todos los días, de lunes a viernes, de 4:00 a 7:00 p.m. en el pozo de clavados del Complejo Acuático de la unidad deportiva Atanasio Girardot.
Aunque su deseo de superación lo lleva a diario a aprender cosas nuevas y mejorar, Santiago lo orienta para que cada paso lo dé a su debido tiempo.
“Él tiene todas las capacidades para avanzar pero tratamos que vaya paso a paso para que no se frustre”, dice el entrenador, y agrega que “hay ocasiones en los que sí le ayudamos para que cuando sea el momento, logre los saltos mucho más fácil”, cuenta Santiago, mientras Josué lo interrumpe: “Como el de ‘uno y medio’ (nombre que tiene uno de los brincos) de tres metros, que lo saqué hoy”, subraya el menor.
También practica fútbol -juega como defensa- los fines de semana y hace parte de la manada Impeesa del grupo Scout 104 de Belén San Bernardo, en el que comparte con su hermano mayor, Josep y su mamá, que es jefe de tropa.
Al hablar del futuro, Josué insiste en que quiere seguir siendo clavadista y volverse profesional, para llegar a ser como Orlando Duque. “Soy muy fan de él porque es un clavadista muy bueno y empezó a tirarse de 20 metros y después de 27 hasta llegar a los 34”. Y se compara con él. “Como yo, que empecé en uno, tres y ahora voy en cinco”, plataforma que ya domina con autoridad y en la que quiere seguir sumando triunfos salto a salto.
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