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Tom Dumoulin no había nacido cuando el estadounidense Greg LeMond ganó en 1989, el Tour de Francia y el Mundial de ruta en Chambéry.
Ayer, 28 años después, este holandés que está cerca de cumplir 27 de edad, se convirtió en el noveno ciclista de la historia que conquista en una temporada una carrera grande -Giro de Italia- y un mundial de la disciplina. Eso sí, el primero que consigue la faena en la modalidad de contrarreloj.
En la ciudad de Bergen, Noruega, Dumoulin hizo buenos los pronósticos.
Pese a la lluvia que cayó sobre su humanidad, dio una exhibición de fuerza y poder, sobre todo en el ascenso final hacia el Monte Floyen, para imponerse con un tiempo de 44.41 minutos, a una velocidad de 41.6 kilómetros por hora, y obtener la medalla de oro en el recorrido de 31 kilómetros.
Segundo fue el esloveno Primoz Roglic, a 57 segundos, y tercero, el inglés Chris Froome, a 1.21, y quien aspiraba a la denominada Triple Corona luego de ser vencedor en el Tour y la Vuelta.
Solo dos corredores la han obtenido: Eddy Merckx (1974) y Stephen Roche (1897), que lograron Tour, Giro y Mundial.
El último que había ganado en una misma campaña la ronda italiana y la cita internacional fue Bernard Hinault, en 1980.
“No puedo creerlo, es realmente increíble. Me siento muy bien. Después de que comenzó a llover tuve que tomar las curvas muy lento, especialmente en el primer kilómetro de la subida con todos los giros para no tomar riesgos y fue correcto. Hacer el doble es increíble”, expresó Dumoulin, quien sumó este logro a la plata que consiguió en los Olímpicos de Río-2016 y el bronce en Ponferrada- 2014.
Su nombre ahora brilla con más fuerza, así como la camisa arcoíris de campeón mundial que desde ayer empezó a lucir.