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Tras cerrar el segundo proyecto del programa para la implementación de prácticas sostenibles de los cultivadores de banano y plátano en Urabá, Magdalena y Chocó, el Reino de los Países Bajos dejó abierta la puerta para ejecutar futuras iniciativas de carácter social en esas zonas.
Juan Felipe Laverde Restrepo, gerente de la Fundación Social Banacol (Corbanacol), explicó que las iniciativas desarrolladas en sus primeras etapas desde 2006, de corte económico, podrían dar paso a futuras realizaciones en frentes como el cambio climático y poblaciones vulnerables.
“La cooperación internacional evoluciona y la idea es orientar los próximos trabajos hacia esas dos líneas”, comentó Laverde, quien no se atrevió a precisar cuándo se retomaría el trabajo de colaboración impulsado por la embajada de los Países Bajos y acompañado por los empresarios bananeros agrupados en Augura y las fundaciones sociales de las comercializadoras Unibán y Banacol.
El pasado miércoles en Apartadó, el representante de la Embajada del Reino de los Países Bajos en Colombia, Koen Sizoo, clausuró el programa para la implementación de prácticas organizativas y productivas que se había iniciado en agosto de 2011 y que benefició a 685 familias de pequeños productores bananeros y plataneros.
“Esta alianza productiva desarrolló un plan de acción para que todos los actores se fijaran metas para lograr la sostenibilidad de la cadena de valor del banano y plátano desde lo social, lo ambiental y lo económico, con miras a expandir los mercados y así perpetuar los beneficios del proyecto”, declaró el delegado.
La iniciativa demandó una inversión de unos 11.466 millones de pesos y permitió que los famiempresarios recibieran asistencia técnica, y capacitación en desarrollo de buenas prácticas agrícolas y empresariales para cultivos sostenibles en materia de suelos y drenajes, riego y manejo de residuos agroquímicos, y mejoramientos a la infraestructura productiva.
Juan Camilo Restrepo, presidente de Augura, precisó que “este programa fue diseñado en el esquema de alianzas público-privadas (APP) y conjugó la experiencia adquirida por el gremio a través de las fundaciones sociales bananeras, con la cooperación internacional, en la ejecución de proyectos de alto impacto social y económico en las regiones bananeras de Colombia, asegurando la sostenibilidad de los pequeños productores colombianos en el competido mercado europeo”.