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Vereda El Orejón, el miedo de vivir en tierra minada

En la vereda El Orejón viven acorralados por minas y sin más oportunidades que sembrar coca.

Ya definieron con la guerrilla las zonas para el desminado.

  • La presencia del frente 36 de las Farc es visible en las veredas afectadas por las minas antipersonal usadas para frenar a las tropas y proteger cultivos de coca.
    La presencia del frente 36 de las Farc es visible en las veredas afectadas por las minas antipersonal usadas para frenar a las tropas y proteger cultivos de coca.
  • En el corregimiento Pueblo Nuevo, la restricción de las Farc a la movilidad de sus habitantes se evidencia en los mensajes en las fachadas de las casas.
    En el corregimiento Pueblo Nuevo, la restricción de las Farc a la movilidad de sus habitantes se evidencia en los mensajes en las fachadas de las casas.
  • Los sembrados de hoja de coca, en cosecha ahora, ocupan la mayoría de los predios de las veredas contaminadas con minas explosivas, como El Orejón.
    Los sembrados de hoja de coca, en cosecha ahora, ocupan la mayoría de los predios de las veredas contaminadas con minas explosivas, como El Orejón.
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25 de mayo de 2015
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Los niños no corren libres por estas montañas ni suben a los árboles a coger frutos. Y se acabaron los paseos escolares hace años. Saben que las minas antipersonal rodean la vereda El Orejón para proteger a la guerrilla y los cocales donde muchos son raspachines y ya vieron muertos o mutilados a soldados, campesinos y guerrilleros tras explotarles en sus manos. Ni las mulas se han salvado.

Ante el riesgo, los jóvenes de esa y otras veredas vecinas del municipio antioqueño de Briceño caminan con la instrucción de sus padres de no desviarse de la trocha principal y pisar sobre las huellas dejadas en la tierra por las llantas de los vehículos.

“No debemos salirnos de la trocha, ni recoger juguetes, balones ni celulares que nos encontremos en el suelo y tampoco echar a jugar al monte porque hay bombas enterradas”, cuenta un niño repitiendo la lección de comportamientos seguros que les dan en la escuela con una cartilla infantil: “Lucho y Paulina en mi vereda camino seguro”.

Esas trampas enterradas por los guerrilleros del frente 36 de las Farc y las continuas explosiones mantienen atemorizados y en algunas zonas confinados a los habitantes de las veredas del corregimiento Pueblo Nuevo, como El Orejón, La Calera, La Mina, El Pescado y La América.

Por eso los ilusiona que la vereda El Orejón sea la primera en Colombia que será desminada gracias al acuerdo entre el Gobierno y las Farc logrado en la mesa de negociación de La Habana. En la zona los guerrilleros y la comunidad ya determinaron las áreas donde comenzará en dos meses el plan piloto de desminado humanitario.

El corregimiento Pueblo Nuevo, donde se ubica El Orejón, y en el que no hay presencia de la Policía ni permanente del Ejército, es el más afectado por esos artefactos que mataron o mutilaron a 19 personas desde el año 2012, entre militares, campesinos, niños, erradicadores de coca y los mismos insurgentes (48 en todo Briceño).

Las víctimas más recientes fueron el soldado Luis Daniel Toro (20 años), quien hace 20 días sufrió la amputación de ambas piernas al pisar una mina en esa vereda. Y cuenta el líder comunal Hernán de Jesús Moreno que en la misma semana “se mató la mula de un vecino que jornaliaba”.

Ante el peligro invisible bajo sus pies, relata que hay ilusión en la comunidad porque “hay zonas minadas donde no se puede cosechar o ir a cazar... y no podemos transitar de noche y hasta la mañana siguiente porque salen a enterrar minas en la vía entre la vereda y el pueblo para que no se les metan las tropas”.

Esa amenaza de la guerrilla es visible para pobladores y visitantes en letreros pintados en las casas: “prohibido transitar vehículos de 8 p.m. y las 5 a.m. Farc-ep frente 36”.

Por culpa de las minas también se acabaron los paseos al Alto de la Virgen, “a donde íbamos porque es una vista hermosa de esas cordilleras y se ve todo Briceño, Ituango y el Valle de Toledo”, señala una campesina que ya no recorre los campos.

El temor a una explosión obligó a los pobladores de Pueblo Nuevo a armarse de valor hace un año. Uno de ellos recuerda que “la gente se enojó y les rogamos a los guerrillos que desenterraran tres bombas de las grandes que dejaron en una cancha cerca a la escuela. Aceptaron después que les dijimos que si no las quitaban no volvíamos a enviar a los niños a estudiar”.

Esos artefactos fueron instalados en una área plana usada para el aterrizaje de los helicópteros del Ejército con tropas a bordo.

Listas zonas para desminar

Tras una serie de reuniones la semana pasada con la comunidad y guerrilleros del frente 36 de las Farc, más dos delegados del equipo negociador de esa guerrilla que vinieron desde Cuba en secreto, ya se identificaron las zonas para iniciar en un plazo de uno a dos meses la limpieza de la zona.

Los habitantes solicitaron a los insurgentes, los coordinadores del desminado (la ong Ayuda Popular Noruega) y al jefe de la Dirección contra Minas del Gobierno, general retirado Rafael Colón, comenzar la erradicación en una zona montañosa entre las veredas El Orejón y La Calera que no pueden recorrer.

Esa información y los mapas serán llevados de regreso a Cuba la próxima semana por los delegados de las Farc. La subcomisión técnica, integrada por militares activos y jefes guerrilleros, definirán la cantidad de soldados del Batallón de Desminado del Ejército que llegarán a El Orejón.

Los delegados noruegos y de las Farc explicaron a los pobladores que los desminadores llegarán a la vereda a un campamento. Allí, por primera vez en la historia del conflicto colombiano, militares y guerrilleros desarmados estarán juntos para limpiar ese territorio de las minas y remanentes de explosivos

Otro motivo para priorizar el desminado en esa zona es su cercanía con las obras de construcción de la hidroeléctrica de Hidroituango. De hecho, las Farc empezaron a usar los campos minados en el año 2012, cuando el Ejército llegó a la región para garantizar la seguridad de la megaobra y erradicar la coca.

Pero además de los sectores escogidos, la comunidad pidió limpiar también otros predios de la vereda vecina de La Calera, ante el alto riesgo para la población.

Según el acuerdo entre Gobierno y las Farc, por seguridad se suspenderían los operativos militares en un perímetro de al menos 10 kilómetros alrededor de la vereda.

Se cálcula que el desminado que empieza en la vereda El Orejón se extienda durante dos o tres meses. Después, y a difencia de una erradicación simultánea de artefactos explosivos en Antioquia y Meta que se anunció primero, el desminado continuaría en municipios de Meta aun no revelados.

A pesar de la expectativa por la buena noticia de la limpieza del territorio, los pobladores tienen dudas del desminado total de la zona.

Es el mismo temor de un líder comunal de otra vereda vecina a El Orejón y también afectada por las minas antipersonal. Recuerda que “muchos de los guerrilleros que más sabían en dónde estaban los campos minados y que instalaron las bombas más grandes ya murieron, entonces ni ellos saben ahora”.

Como aquel subversivo que murió en febrero de 2012 en la vereda El Orejón cuando iba a enterrar un artefacto, que explotó cerca de la escuela. Tras el accidente llegó la gente a mirar, justo cuando se activó una segunda mina que mató una joven de 17 años y 11 personas más quedaron heridas, la mayoría niños.

En el sector creen que explotó por la señal de un celular y por eso muchos prefieren apagar sus móviles cuando transitan por zonas minadas.

Mientras señala las montañas que teme recorrer, el campesino habla de soldados, niños y los mismos guerrilleros “despezados” o “consumidos y vueltos como carbón”.

Él sabe que “las quiebrapatas las ponen en los caminos para que no se les metan las tropas. Y las bombas grandes en lo alto de esta montaña para que no aterricen helicópteros del Ejército”.

Esas son las zonas que dudan sean desminadas, ya que saben que desde La Habana los negociadores de las Farc reiteran que el desminado no llegará a sus campamentos sin un cese el fuego bilateral, que hoy está más lejano por el fin de la tregua de la guerrilla.

Entre la coca y el abandono

Las veredas del corregimiento Pueblo Nuevo dominadas por el frente 36 de las Farc se ubican a dos horas y media de camino del casco urbano de Briceño por una trocha en mal estado. Pero hasta hace apenas dos años parecían inalcanzables a nueve horas de viaje por falta de vías transitables.

El paisaje que predomina es de un fuerte color verde por la mayoría de sembrados con la hoja de coca. A pesar de la cantidad de tierra, son escasos a la vista los cultivos de fríjol, plátano, café y el ganado.

La lejanía, la falta de buenas vías, de electricidad en algunas veredas, de apoyo al campesinado y los malos precios que les pagaban por sus cosechas impidieron que subsistieran de la agricultura y se dedicaron a rentables cultivos ilegales. La primera cadena del narcotráfico.

La consecuencia de ese monocultivo es contundente. Sin producción en tantas zonas rurales, Briceño se abastece de alimentos enviados desde Medellín y otros municipios.

Por estos días de cosecha numerosos hombres, mujeres y niños que dejan de ir a la escuela “raspan la coca”, que procesan con químicos en cocinas para obtener la base de coca. Luego la entregan a los guerrilleros, que la venden a narcotraficantes para ser enviada a los laboratorios para convertirla en cocaína pura.

La guerrilla es implacable para custodiar su mayor fuente de ingresos. Hace dos años un hombre extrajo base de coca y en replesalia lo fusilaron frente a la gente. A los cocaleros les advirtieron que “eso le pasaría a los que se les torcieran y desobedecieran”.

Por eso las autoridades y habitantes esperan que tras el desminado lleguen las semillas, vías transitables y las cosechas legales para sustituir los cultivos ilícitos.

Infográfico
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habitantes de la vereda El Orejón se beneficiarían del desminado humanitario entre el Gobierno y las Farc.

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