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Andrés Parra, el cerebro detrás del robo del siglo

Andrés Parra es el protagonista de la serie de Netflix sobre el hurto al Banco de la República en 1994.

  • El robo del siglo, que se estrena el 14 de agosto, está basado en el atraco a un banco ocurrido en 1994 en Valledupar, Cesar. El hecho obligó a cambiar el diseño de los billetes. FOTO Cortesía Netflix
    El robo del siglo, que se estrena el 14 de agosto, está basado en el atraco a un banco ocurrido en 1994 en Valledupar, Cesar. El hecho obligó a cambiar el diseño de los billetes. FOTO Cortesía Netflix
05 de agosto de 2020
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Ha sido mafioso en tres ocasiones, guardaespaldas, diseñador de modas, policía, presidente de Venezuela, sanguinario conquistador, un corrupto dirigente del fútbol suramericano y ahora es el hombre que ejecutó uno de los robos en efectivo más grandes de la historia de la humanidad, en el que en tan solo 2 días, entre el 16 y 17 de octubre de 1994, un grupo de asaltantes entraron a la sede del Banco de La República, en Valledupar, y se llevaron 24.072 millones de pesos.

Se trata de Andrés Parra, el actor caleño de 42 años que debutó en la televisión en 2005, en el remake de la comedia Casado con hijos, pero fue en 2008 gracias al rol de Anestesia, en El Cartel de los Sapos, que su nombre comenzó a llamar la atención.

Casualmente, casi siempre le ha tocado personificar roles de la vida real, entre ellos a Hugo Chávez, Pablo Escobar, Jaime Builes (en La Bruja) y recientemente en la serie El Presidente, como el chileno Sergio Jadue, protagonista de unos de los mayores escándalos de corrupción en el fútbol del mundo.

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Ahora, en la serie de Netflix, es el Chayo, el cerebro detrás del robo al banco en Valledupar. En el drama comparte roles principales con Christian Tappan y Marcela Benjumea, bajo la dirección de Camilo Prince, Pablo González y Laura Mora.

Viene de interpretar a un dirigente de fútbol y ahora le toca de ladrón, ¿qué características tiene ese rol?

“Es un personaje muy bonito que me gustó mucho, que me reveló cosas que no sabía frente a este tema de los ladrones. Este man descubre que el crimen tiene escalafones y por eso decide convertirse en un ladrón de categoría y se dedica a robos exclusivos. Es un mentiroso por naturaleza que lleva una doble vida y decide echarse al hombro el robo en efectivo más grande de la historia (se llevaron $24.000 millones). Me llamó la atención que no solo es el cerebro de la organización, sino que tuvo la valentía y las agallas de entrar, porque estos personajes suelen quedarse afuera viendo el bonche desde la calle”.

¿Qué tan fiel es la interpretación frente a los hechos reales de 1994?

“El robo está bastante apegado a la realidad, creo que la ficción se da en tratar de resolver las relaciones interpersonales de los ladrones y sus familias. La serie tiene algo muy teso y es ver cómo el golpe final destroza a todas las familias que participan en él, esa puede ser la ficción, porque no tenemos conocimiento de qué pasó con ellos ni dónde están”.

¿Guarda recuerdos de esa época, de la paranoia que surgió con los billetes robados?

“No tanto, era un adolescente en ese momento, recuerdo las noticias, era el tema de conversación, si usted iba a la tienda del barrio allá tenían el listado de las series y rompían billetes a cada rato. Ahora es reeditar la cuestión y se da cuenta uno de que fue una colombianada muy grande”.

¿Por qué cree que casi siempre lo llaman a interpretar personajes reales?

“No sé, puede estar pasando que las productoras me han dado un voto de confianza y me tiran la carnada. Siempre pico, ganan ellos y gano yo”.

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¿Es más complejo interpretar esos roles o al contrario?

“Curiosamente es mucho más fácil para mí, en los personajes de ficción soy muy perdido, son más las preguntas que me hago que las respuestas que encuentro, me armo rollos en la cabeza. Con este personaje de El robo del siglo fue una lucha todo el tiempo que me permitió tener charlas muy bacanas con los directores, libretistas y mis compañeros de elenco. No me siento cómodo en esos roles porque no termino por acomodarme, me dejan con un sinsabor, es rarísimo; estoy en eso, mirando a ver cómo lo resuelvo”.

Y en todos esos roles siempre hay una gran transformación física...

“Me da mucha risa, ahora decidimos con los productores que el personaje llevara el pelo bien noventero, largo, casi como el Puma (José Luis Rodríguez) y ahí lo fuimos armando, me dio mucha risa porque la primera vez que me vestí así les dije que era el clon de Víctor Mallarino, quedé igualitico, y les dije, ‘Soy galán es porque soy calvo, si tuviera pelo, mejor dicho’. La peluca me hace ver muy distinto, fue muy entretenido”.

¿Ya se acostumbró a las pelucas?

“Todo el tiempo es peluca o calvo, mi pelo natural ya lo volvieron nada entre tantas pelucas y calviadas, estoy condenado a usarlas”.

¿Entre tantos personajes influyentes que ha interpretado tiene sus favoritos?

“Hay unos con los que gozado mucho haciéndolos, creo que con el que más me divertí fue con Chávez (en la serie El Comandante), ese man estaba muy loco, daba muchas posibilidades para jugar, usted le podía pedir cualquier cosa y él lo sabía hacer; además cantaba, declamaba, payaseaba, contaba chistes y era brutal cuando estaba en la oscuridad”.

¿Cuando interpretó a Anestesia, en El Cartel de los Sapos (2008), soñaba con alcanzar el reconocimiento que tiene?

“Ese personaje llegó en un momento rarísimo, llevaba un tiempo sin trabajar, y es lo que pasa cuando uno no tiene grandes expectativas, que hace lo que tiene que hacer sin pensar en nada más. Nunca imaginé que ese fuera el comienzo de este viaje”.

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