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Carros que se vuelven pintura
Como cualquier modelo, los carros también posan para ser pintados por los artistas.
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Trabajos de vehículos antigüos del pincel de Ramón de la Cruz. FOTO emanuel zerbos
02 de julio de 2016
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¿Puede el carro ser una obra de arte? Varios artistas se esfuerzan por llevar a esta categoría algunos vehículos, no desde la perspectiva de su diseño y fabricación, sino en realidad como una obra para exhibir colgada en una pared.
Más allá del simple objeto funcional que va de un lado a otro transportando a una o varias personas, ven al carro como una posibilidad de reflejar formas, colores, diseños que llevan con su técnica al formato de cuadros.
Gracias a las redes sociales, en especial Instagram, hoy puede encontrarse una serie de artistas, pintores, ilustradores que han convertido el dibujo de vehículos en tendencia.
Fernando Mendes es uno de ellos y a través de @transportdesing se puede apreciar parte de su obra, que convirtió en su profesión con Bespoke Automotive.
Desde Inglaterra cuenta que los autos siempre fueron su pasión y que desde joven, en la medida que también desarrollaba su talento como artista, combinó ambos y fue así como se orientó en plasmar en diferentes sustratos los vehículos de propietarios que querían tener su carro no solo en el garaje, también en sus cuartos o sitios de estar.
Por su parte, Ramón de la Cruz, en Medellín, no se dedica de manera exclusiva a esta temática, de hecho no son muchos los cuadros en los que refleja un vehículo, pero sí encuentra interesante explorar este tipo de objetos. Ha pintado, por encargo, varios carros antiguos y siempre encuentra una fascinación en estos trabajos por las formas, colores y lo que el mismo vehículo representa para las personas.
Fernando puede usar varias técnicas para el desarrollo de sus trabajos, desde los marcadores y lápices, hasta el apoyo de una herramienta como photoshop, que le permite una mayor atención en los detalles. “La técnica que utilizo es similar para ambos métodos, comenzando con un boceto de los contornos del coche y luego, lentamente trabajando sus detalles. Photoshop me facilita que si cometo errores puede pintar sobre ellos. Sin embargo el uso de papel significa que tengo que ser preciso desde la primera vez”.
Ramón de la Cruz es mucho más clásico, pintando siempre al óleo. Para él las formas de los carros, en especial los antiguos, con sus curvas y piezas metálicas grandes, así como los reflejos que generan con el golpe del sol los hacen estéticamente muy atractivos.
Además, siente una atracción especial por los detalles de sus ruedas, porque representan finalmente esa posibilidad de ir, de avanzar, de no quedarse parado, estancado en un solo lugar.
Ambos coinciden en que su estilo al pintar es de realismo, sin hacer muchas interpretaciones del objeto que tinen en frente, sino reflejar lo que realmente es, de una manera estética.
Ramón considera que el carro como cualquier otro objeto o persona es digno de plasmar en una pintura, porque más allá de su mera función de transporte, también refleja una forma de vida, una evolución de la sociedad.
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