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Los coches diésel se están convirtiendo en los villanos por excelencia en Europa, donde los escándalos en serie por la manipulación de las medidas de contaminación hicieron caer sus ventas y muchas ciudades están estudiando prohibir su circulación.
Las escándalos llegan uno tras de otro y este viernes el constructor de coches de lujo Audi anunció la llamada a revisión de hasta 850.000 vehículos de este tipo para limitar sus emisiones contaminantes.
Hace pocos días su competidor Daimler, del que se sospecha que manipuló un millón de coches, anunció medidas similares.
En el caso de Audi se trata oficialmente de instalar un nuevo programa informático en los motores para mejorar “el comportamiento de sus emisiones en condiciones reales de conducción”.
En paralelo, el semanario Der Spiegel que se publicará el sábado revela la existencia de un cartel de los principales constructores alemanes, formado en los años 1990.
El objetivo era ponerse de acuerdo entre otras cuestiones sobre la reducción de emisiones contaminantes, algo que si se confirma sería una infracción al derecho a la competencia.
Según el semanario, se formaron 60 grupos de trabajo que reunieron a más de 200 empleados para tratar cuestiones como los motores diésel y gasolina, los frenos, los embragues, los sistemas de transmisión y también el sistema de subcontratas y precios.
Volkswagen, que originó el escándalo de los motores trucados en 2015, sigue haciendo frente a múltiples juicios en el mundo que le obligaron a reservar 20.000 millones de euros en sus cuentas.
En 2015 salió a la luz el ‘dieselgate’, la revelación de que Volkswagen manipuló once millones de vehículos para que parecieran menos contaminantes de lo que en realidad eran. Desde entonces se sospecha que otros constructores de automóviles hicieron lo mismo.
Frente a las sospechas y a la lentitud de las autoridades alemanas, Bruselas está perdiendo la paciencia.
La comisaria europea de Industria, Elzbieta Bienkowska, acaba de pedir en una carta a los miembros de la Unión Europea que retiren a final de año de la circulación todos los vehículos diésel que no cumplan la normativa, según una copia obtenida el viernes.