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El carpooling es una práctica mediante la cual un conductor comparte su carro para transportar a otros viajeros que tengan una ruta similar. Es muy usado, especialmente en la ciudad, para disminuir el flujo vehicular y fomentar un uso racional de los automotores, con impacto positivo también sobre el medio ambiente.
Pero su uso urbano ahora está migrando para facilitar también el desplazamiento entre diferentes ciudades.
Por ejemplo, si una persona viaja entre Medellín y Rionegro, y cuenta con puesto en su carro, puede compartir con uno o más compañeros no solo los gastos del viaje como combustible y peajes, sino también que el rato sea menos tedioso al manejar por un largo periodo.
La idea no es nueva. Ya en Europa, la plataforma Blablacar permite que más de dos millones de personas se conecten y puedan compatir el carro entre las distintas ciudades del viejo continente.
El carpooling en Colombia lo venían aplicando especialmente algunas empresas para incentivar a sus empleados a un uso más racional de sus vehículos. Pero ahora también llega la posibilidad de ir de una ciudad a otra con este sistema. Es como un autostop, pero con previo conocimiento de quién será el compañero de viaje, y también pagando parte de los gastos.
Camilo Sarasti, gerente de Tripda, la plataforma que ofrece esa posibilidad, señala que “a diferencia de otras, esta fue diseñada para viajes de larga distancia entre ciudades”. Esta aplicación se apoya en Facebook para poder tener un perfil completo y veraz de quiénes ofrecen y buscan viajar por este sistema, anota.
“Esta época de Navidad es interesante para nosotros, especialmente porque los estudiantes salieron de vacaciones, y la mayoría de nuestros usuarios es gente joven- entre 18 y 35 años- y se han incrementado los viajes en diciembre, porque las opciones están abiertas”, comenta el directivo.
En el caso de Medellín, señala Sarasti, los destinos más populares son los que implican un desplazamiento a Rionegro y Santa Fe de Antioquia, pero también algunas rutas que van hasta la zona del Eje Cafetero.
Si bien el sistema sugiere unas tarifas que cada viajero debe pagar como su aporte para compartir los gastos, sus directivos señalan que están lejos de ser un servicio de transporte público. “No estamos diseñados para que el conductor se lucre. Lo que buscamos es que comparta sus costos de viajar con pasajeros que hacen el mismo recorrido”. Incluso si el dueño del vehículo no quiere cobrarles a sus acompañantes, está en libertad para hacerlo.