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En un Kia Rio, con motor 1.4 litros y 100 caballos de potencia, recorrimos 145 kilómetros por el eje cafetero para probar el vehículo renovado que la marca coreana trae a Colombia y Sudamérica para competir en el segmento B.
Una prueba en vías rectas, con seguidilla de curvas y hasta con asfalto mojado por la lluvia que acompañó a la caravana de vehículos durante casi una hora.
El test drive inició en la vía que de Cerritos conduce al Valle de Cocora, ubicado en el Quindío. El All New Rio probado fue la versión con caja automática (también estará en versión mecánica), primera parte del vehículo que se puso a prueba en las rectas del viaje. Una caja de 6 cambios con opción secuencial para los que gustan simular el manejo tradicional y una mejor opción en carretera.
Los cambios suaves al ingresarlos, además, son hechos contra errores humanos, pues al acelerar y llegar a la velocidad adecuada, la caja realiza el cambio de forma automática. Se comportó bien en los tres primeros cambios, pero ya del cuarto hacia arriba se sintió un poco la falta de torque para sobrepasar otros vehículos en carretera. Una caja para la ciudad.
La dirección responde al mínimo giro del timón, con un radio de giro amplio, lo que permite una reacción rápida frente a posibles obstáculos en la vía. En las curvas, esas que acompañaron el viaje cuando nos acercamos a nuestro destino, el carro tuvo un buen agarre, que apoyado por sus llantas calzadas en rin de 17 pulgadas, expresan seguridad tanto en carretera seca como mojada.
A la llegada al Valle de Cocora, ese que con su frío nevado y sus palmas de cera invita a un café producido en la zona, se tuvo la oportunidad de revisar en detalle el diseño exterior e interior del auto.
A primera vista, el exterior trata de ser más robusto que su versión anterior. Con un par de líneas deportivas sobre sus puertas, el vehículo se nota más agresivo. La delantera con su ya tradicional parrilla de Kia en nariz de tigre, es acompañada por un par de farolas con luces LED en forma de U que le dan personalidad tanto en el día como en la noche.
La parte trasera, a pesar de que es un hatchback, no desentona con el carro. Sus luces sobresalen de la línea de diseño, y al encenderse se nota sus formas en L acostada, lo que da más dotes deportivos. La zona del baúl, como hatchback que se respete no es muy amplia, pero al reclinar sus dos sillas para pasajeros entrega un espacio de 325 litros.
Ya hablando del diseño interior, el tablero con líneas minimalistas contiene una pantalla táctil de 8 pulgadas, conexión USB y control manual del aire acondicionado, entre otros detalles a conocer.
¿Y cómo olvidar el techo corredizo? Un detalle que da sensación de aire libre durante el viaje y que se puede abrir y cerrar de manera electrónica con un botón ubicado en el techo entre los puestos de conductor y copiloto.
Ya en seguridad, sus 2 airbags y cinco cinturones de seguridad: dos delante y tres para los pasajeros de atrás, cumplen con las especificaciones actuales, y se le une un chasis reforzado en acero de alta calidad que fortalece la seguridad.
Para finalizar el recorrido, la lluvia mojó la carretera, si bien no fue impedimento alguno para el auto.
Sus plumillas se deshacen del agua con un amplio espectro, mientras la cabina no deja ingresar sonido alguno del exterior ni del interior (motor).
La lluvia, a pesar de dejarse abierto el techo corredizo, no ingresó al auto, ya que su diseño aerodinámico hace que el viento empuje el agua, lo que impide su ingreso mientras se va en movimiento.
El All New Rio es una opción accesible para los que quieren un manejo cómodo en un diseño joven.