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Póngale reloj a la revisión del carro

Según el kilometraje debe llevar el vehículo al taller. Es una cuestión de prevención.

  • Ilustración sstock
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05 de mayo de 2018
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Al comprar un automóvil nuevo, el propietario recibe una serie de documentos que debe mantener a la mano para entender el producto que adquirió, cómo funciona y cuáles son sus características. Ahí está el manual del carro y la carta de garantía y mantenimiento.

Estos últimos tienen las citas que debe cumplir en el taller de la marca cuando el auto completa determinado kilometraje. De esta manera se logran detectar los posibles defectos de fabricación y se solucionan los inconvenientes del producto.

Según cada fabricante, el intervalo de estos servicios varía. Hay quienes exigen que el carro se lleve al alcanzar 1.000 kilómetros de recorrido, y en la mayoría de concesionarios, esta primera revisión se hace sin costo. Otras marcas lo hacen cada 8.000 e incluso cada 10 o 15.000 kilómetros, dependiendo de sus políticas. La más constante es hacerlo cada 5.000.

“En los primeros recorridos del vehículo las partes internas del motor podrían generar partículas o impurezas que podrían ocasionar un desgaste prematuro. En este mantenimiento de los 1.000 kilómetros se inspeccionan fluidos, ajuste de suspensión, recorrido del freno de mano, cambio de aceite motor, entre otras tareas”, dice Alexander Wirth, jefe de taller en un concesionario de la ciudad.

¿Y si se le olvida?

No realizar las revisiones periódicas puede acarrear consecuencias, no solo por la pérdida de la garantía, sino por las posibles fallas mecánicas que puedan derivarse que, en el menor de los casos es que se quede “tirado” en la calle, y en el peor, causar un accidente por un mal accionar de los sistemas que garantizan la seguridad en el desplazamiento, como los frenos desgastados o unas llantas lisas por no sustituirlas a tiempo.

Las revisiones por kilometraje no suelen ser correctivas sino preventivas, se anticipan a los daños mediante el examen de puntos clave y el cambio de fluidos que ayudan a preservar la vida útil del motor. Estos controles los establece el fabricante en sus disposiciones técnicas para garantizar el correcto funcionamiento de la máquina.

“La prevención será más económica que la corrección. Las revisiones de kilometraje minimizan los riesgos de daños mayores en el vehículo con alto costo económico, además de accidentes a causa de fallas mecánicas que pongan en riesgo la vida de personas. Por esto es recomendable que el propietario del vehículo lleve control del kilometraje y cumpla con las inspecciones periódicas en talleres autorizados según las recomendaciones del fabricante y así garantizar una conducción segura y económica”, dice Wirth.

La mano al bolsillo

Dependiendo del recorrido que lleve con el carro, los costos pueden variar. No es lo mismo una revisión de 5.000 kilómetros, en la que se miden y completan los niveles, se comprueba la presión de inflado de las llantas, se chequea la tensión de las correas y se revisan las luces, a una de 50.000, en la que se cambia la correa de repartición, hay que sincronizar el motor, alinear las ruedas, cambiar los fluidos y remplazar amortiguadores, por poner ejemplos.

El mejor lugar, según los expertos, para hacer estos chequeos de rutina es el taller de la marca, ubicado en cada concesionario. Allí tienen el personal y los equipos especializados, quizá por eso son más costosas que en un espacio no oficial.

“Los talleres que tienen la representación exclusiva garantizan aspectos como repuestos originales, personal altamente capacitado, equipo y herramienta adecuada, manuales de operación particular para la marca y modelo. Además para vehículos con componentes electrónicos y alta tecnología, un oficial garantiza el software y hardware indicados que permitan diagnosticar con oportunidad y asertividad la operación correcta del vehículo. Acá recomiendo aplicar los dichos ‘lo barato, sale caro y el que paga barato... paga dos veces’”, expresa Alexander Wirth.

Cuando pasa el tiempo

La mayoría de personas deja de llevar el carro a las revisiones una vez vencida la garantía, que generalmente es de dos años o 50.000 kilómetros.

Ahora bien, si se quieren preservar las piezas del motor en correcto funcionamiento y estirar la vida útil del automóvil por mucho más tiempo, los especialistas aconsejan continuar con la rutina, por lo menos hasta que el carro cumpla los 100.000 kilómetros.

Hay algunas marcas cuya garantía extendida es hasta por siete años o 150.000 kilómetros, y para hacerla efectiva exige llevar el carro a las revisiones estipuladas en la carta de mantenimientos.

Tampoco se preocupe si se pasa un poco del kilometraje. Llevarlo dos o tres mil kilómetros después de lo establecido es aceptado por las marcas, el caso es no dejar juntar nunca dos intervalos o saltarse alguno.

Tenga también en cuenta que hay inspecciones que tardan más que otras. Hay unas, como las primeras, que solo llevan unas horas, mientras las más exhaustivas pueden demorarse uno o dos días.

Los valores de estos servicios dependen de cada marca y a veces hasta de cada concesionario, así representen el mismo nombre. Revise bien cuánto cuesta la mano de obra por hora antes de decidirse.

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