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En la década de los años 50 del siglo XX la creación de Mini, por parte de Sir Alecc Isigoniss respondía a la necesidad de tener vehículos económicos, que hacían frente aún a los efectos generados por la conflagración de la Segunda Guerra Mundial.
Hoy esa connotación de carro económico está lejos de sus orígenes, pero su presencia como símbolo de la industria automotriz sigue presente.
Desde la incorporación de la marca al portafolio de productos del Grupo BMW, Mini retomó su fuerza en el mercado automotor mundial.
No solo es el tradicional Mini Cooper, son ya una serie de versiones que buscan atender los gustos de un grupo más amplio de potenciales compradores.
Una de esas versiones es la que rinde homenaje al preparador John Cooper. El Mini John Cooper Works no desilusiona cuando de potencia se trata.
Cuando su motor de 2.0 litros recibe desde el habitáculo de sus ocupantes la orden de rodar en el modo sport, los 231 caballos de fuerza que empujan a este modelo hacen que la espalda del piloto y sus acompañantes se pegue con más fuerza al espaldar de las sillas –las delanteras diseñadas como corresponde– de forma deportiva para amarrar la humanidad de quienes ocupan esas plazas.
De inmediato, una vez electrónicamente el carro ha detectado que esa es la forma en que su conductor quiere llevarlo por la vía, su dirección se vuelve más rígida a fin de que quien lo pilotea pueda tener un control más seguro del camino que quiere tomar.
Se deja “castigar” más en las revoluciones de cada una de sus seis marchas, y la respuesta a la transición entre una y otra es muy inmediata.
Un carro bajo en su centro de gravedad, y en general en sus dimensiones, con apenas 1.4 metros de altura.
Sin embargo, por eso mismo se pega mucho a la vía cuando avanza en este modo de conducción deportiva, que hace que a su vez también transmita seguridad al evitar sentir que el carro pueda hacer un extraño movimiento en curvas, y toma su trayectoria, aunque la sensación de Go Kart que siempre ha sido característica en la marca hace que en los giros su saga se rebele un poco, solo lo necesario para brindar la sensación de un kart.
Quizá para quienes quieren el máximo confort, este no es el carro, porque su suspensión transmite bastante el camino sobre el cual rueda, algo propio de los Mini,
En la versión probada por EL COLOMBIANO, la marca adaptó un kit al que denomina Tuning. Opera para el Mini Cooper S y para el JCW.
En el primero logra que la potencia del vehículo pase de 192 caballos de fuerza a 210 caballos. Y en el John Coopers Works logra dar un sonido más grave al motor.
“Se trata del último producto de la tecnología líder del BMW Group en el campo de accesorios de silenciadores de válvula con control Bluetooth, el cual mejora el rendimiento de los motores Cooper S y John Cooper Works sin afectar el consumo, pero con un emocionante cambio en el ruido del tubo de escape”, explica Margarita Quintana, directora de marca Mini.
Claro que si el interés del conductor es rodar este carro en un modo menos agresivo puede llevarlo al modo Mid o al Green, en el que incluso puede mejorar la eficiencia añadiendo más kilómetros de autonomía al recorrido, y conservando algunas de las sensaciones de deportividad que el carro ostenta desde fábrica.