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Dos íconos en el mundo automotor se unieron. Por un lado el constructor de vehículos Aston Martin, conocido por fabricar algunos de los modelos inmortalizados en la saga de películas del agente 007, James Bond. Y por el otro la escudería de Fórmula Uno, Red Bull, que en los últimos años ha ocupado los primeros lugares en los podios de los circuitos de la gran carpa del motor, en especial durante la época en la que Sebastian Vettel pilotaba uno de sus coches (cuatro títulos mundiales).
La alianza de estas dos firmas dio como resultado uno de los denominados hipercarros, fabricado tanto para su desempeño en pista, como en la calle. Se trata del AM RB 001.
El diseño del carro contó con la colaboración, por supuesto, de Adrian Newey, el gestor de las más importantes victorias de Red Bull en los circuitos, como director técnico de la escudería.
El desarrollo de este modelo contó también con la colaboración de Marek Reichman, director de diseño, y David King, director creativo y jefe de operaciones especiales de Aston Martin.
En el auto, la aerodinámica fue importante, basada en los desarrollos de Newey para aprovechar la parte baja del modelo y llevar allí toda la carga, tal y como sucede en los Fórmula.
Una estructura ligera en fibra de carbono que alberga en su corazón un propulsor en forma de V con 12 cilindros y una relación de peso potencia perfecta de 1 kilogramo por cada caballo, de acuerdo con lo señalado por Aston Martin en un comunicado dado a conocer esta semana, y aunque aún están en pruebas, se estima que con estas cifras, su potencia sería de mil caballos de fuerza.
“La formación de Red Bull Tecnologías Avanzadas me llevó un paso más cerca de realizar esa ambición, pero yo creía que deberíamos trabajar con un fabricante de automóviles. Aston Martin estaba en la parte superior de mi lista”, explicó Adrian Newey.