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Natalia Bedoya es una artista arriesgada. Podría haber continuado su carrera actoral realizando papeles en telenovelas y mantenerse vigente en ese medio, pero sus impulsos artísticos la han llevado por caminos más difíciles, complicados, que al final le dejan una total satisfacción y ganas de seguir lanzándose al vacío con proyectos como el teatro musical.
Ahora sin salir en la televisión como actriz o sonar en la radio como cantante, ha logrado, a punta de esfuerzo y dedicación, demostrar el talento en estas dos ramas artísticas, lo que la mantiene tan ocupada como vigente.
El jueves pasado estrenó en Bogotá “Sonidos del Missisipi al Guatapurí”, un espectáculo con un repertorio que contiene el espíritu del blues y el jazz, y a la vez le rinde homenaje a la poesía colombiana en los vallenatos, los porros y las cumbias de la compositora Rita Fernández.
¿Vallenato con su banda de jazz?
“Sí, lo cual lo hace diferente. Ya de por sí mi voz lo hace distinto, pero respetando por completo las leyes de las canciones con su poesía, melodía y estética”.
¿Cómo conecta esas historias de tradición y folclor con su trabajo en el jazz?
“Me encuentro con esta historia que es valiosa para la música colombiana, con este gran repertorio y sólo se me ocurre ponerme a trabajar, sin pretender convertirme en cantante de vallenatos, pero así como en ‘María Barilla’ interpreté porros amparada por el teatro, ahora estoy haciendo lo propio con el vallenato. Lo contamos con música como los juglares de Estados Unidos desarrollaron los cantos del soul y blues, argumentándolo musicalmente con mi banda, para ir atravesando América con las rancheras, un tango e ir llegando al Guatapurí con la música de Rita”.
¿Qué más viene del proyecto?
“Son tres etapas. Primero lo musical que es lo que estamos tejiendo y que esperamos termine siendo un disco. Luego viene un musical completo en 2017 donde vamos a recrear las escenas de las serenatas, con más canciones. A largo plazo, el proyecto es hacer una película donde se recree la historia de Rita” .