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A Sylvester Stallone lo “mataron” en las redes sociales y una ola de condolencias y lágrimas virtuales rodaron por Internet. Él salió a desmentirlo. Así el popular Rambo se suma a la larga lista de los que han “matado” en las redes s siguen vivitos y trinando.
Lo que no han podido hacer en las películas, en las que se lía a plomo con cualquiera o con muchos y siempre queda en pie, a Sylvester Stallone lo mataron las redes sociales. Y al primero que disparó la ráfaga de teclas en las que anunciaba que este actor había muerto por un cáncer de próstata que había mantenido en secreto por meses, otros asesinos virtuales terminaron de “matarlo” regando la noticia. Tanto, que el mismo implicado, el actor de Sobreviviendo, se metió a las redes para tratar de cortar la cuerda que lo asesinaba, con estas palabras: “Por favor ignoren esta estupidez. Con vida, bien, feliz y saludable. ¡Todavía golpeando!”.
Y con este caso, el de Rambo, parece confirmarse una vez más que a los famosos los matan y los vuelven a matar en las redes con tanta frecuencia, que uno pensaría que no es famoso si no lo matan de mentiras por lo menos alguna vez.
A Róbinson Díaz, el actor colombiano, lo “mataron” en julio de 2016. Y ante el rumor, él salió a desmentirlo en sus cuentas oficiales en la redes sociales. En Twitter dijo: ‘Si aquí estoy descansando de la prensa amarillista. Esta es la segunda vez que me matan... De la risa’. y en Facebook añadió, a quienes inventaron el cuento de su muerte: “Entonces que parceros, a esos desocupados que andan diciendo que estoy muerto, cojan oficios mijos porque estoy más vivo que nunca”. ¿Muerto? Róbinson fue muy vivo aquella vez: aprovechó el envión para promocionar una obra de teatro con la que andaba de gira: “y muy feliz trabajando en mi nueva obra Mucho animal, que lleva desde el 30 de Junio presentándose en el Teatro Patria de Bogotá. En agosto comenzamos gira de nuevo así que habrá Robinson por mucho tiempo”.
Dos meses más tarde “asesinaron” a Maluma. Y esa muerte la repitió nada menos que el noticiero CNN Mundo el 21 de septiembre de 2016. La noticia decía que la Policía de Zacatecas, México, confirmaba la muerte del cantante en un accidente automovilístico. El intérprete de reguetón apareció como un espanto para desmentir su final prematuro: “Esta es como la quinta vez que me matan en este mes, ¡la quinta! Pero no, estoy vivo y en Bogotá, Colombia. Acababa de aterrizar, más feliz que nunca. No se lo crean, ¡estoy vivo, vivo! ‘Y yo más vivo que nunca... Hay Maluma para rato si Dios quiere”.
Y los profesores de español deben haber pensado, a partir de los trinos de los dos falsos muertos, que Maluma tiene mejor ortografía que Róbinson Díaz.
Justo un año después, el 21 de septiembre de 2017, la que apareció muerta en las redes fue Catherine Siachoque. Sujetos inescrupulosos y rápidos con los dedos dijeron que había fallecido, junto a su esposo Miguel Varoni, en el terremoto de México. Ella, ingenua, manifestó: “No puedo creer que la gente sea mala y que juegue con esas cosas en un momento como este”. Lo único cierto de la nota es que la pareja de actores sí estaba en el país azteca durante el sismo.
Al ranchero Vicente Fernández también lo han “matado”. Y parece que varias veces. Dos de las “matadas” más recordadas que le han hecho en las redes fueron en 2015 y 2016. Y como Chente es un cuate que no se sabe rajar, escribió en su cuenta de Twitter “¿Quién me odia tanto que cada 8 días me están matando? Mejor que venga y me mate en persona”.
Chespirito, Lady Gaga, Britney Spears, Will Smith, Justin Bieber, Paris Hilton, David Beckham, Owen Wilson, Madonna, George Clooney, Luis Miguel, José Luis Rodríguez El Puma son algunos otros de los que alargan la fila de los que han “muerto” según las redes, pero no han fallecido en realidad.
Agreguemos un nombre más a esta lista infame, porque es un coterráneo ilustre: el escritor Gabriel García Márquez, a quien “mataron” dos años antes de su deceso real: en mayo de 2012. Un italiano, Tomasso Debenedetti, se creyó muy chistoso al suplantar en Twitter a Umberto Eco y anunció el deceso del cataquero. Contrario a los demás, Gabo no se inmutó por eso y no movió un dedo de su ordenador para desmentirlo.