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Entre los seguidores de series en las que el eje es la tecnología, es común escuchar “no estamos muy lejos de que eso suceda”, “ya eso está pasando”, “así va a ser el futuro”. Situaciones como dormir en cuartos aislados donde los muros son grandes pantallas, hackear las cuentas en redes sociales de conocidos, resolver amenazas globales por ser un genio tecnológico o vivir el impacto de la última revolución tecnológica son del ahora o, por lo menos, no muy lejanas.
La tecnología se ha vuelto asunto recurrente de series. Hay distintas hipótesis que explican la razón por la que se han convertido en sinónimo de millones de seguidores, reconocimientos y buena crítica: muestran aquello que hace sentir incómoda a la sociedad, pero que disfruta viéndolo. Relatan historias cotidianas mediadas por eso que facilita la vida, cuyo alcance se desconoce. Exhiben una sociedad a la que le gusta verse y evaluar si esas escenas van más allá de la pantalla o reflejan lo que realmente es, o en lo que va a transformarse.
“Cada época tiene sus angustias y sus ansiedades y eso es lo que se ve en la televisión actual”, dice Jerónimo Rivera, docente investigador de la Universidad de La Sabana.
Su ejemplo es Black Mirror, una serie que, según él, relata un posible futuro complejo creado con las preocupaciones del presente, “donde la privacidad es un valor escaso, se han deshumanizado las relaciones y los aparatos tecnológicos han robado el tiempo”. Por eso, para él, es apenas lógico que esas preocupaciones actuales se revelen en productos televisivos.
El docente trata de explicar cómo, desde el comienzo del cine y la televisión, el hombre ha expresado lo que sucede en su época, y esta es mediada por la tecnología, de ahí que lo que vemos en la pantalla tenga ese eje. De ese modo, entre una época y otra, las temáticas han ido cambiando. Esta vez, relata Rivera, las preocupaciones se centran en la información desbordada que circula en redes sociales, en la falta de privacidad en la web y en los datos que hay en la red, un estado de vulnerabilidad para cualquier usuario de Internet. “Esas angustias materializan el producto televisivo, por ejemplo Mr. Robot. Parten de una premisa de ciencia ficción, es decir que a pesar de que son ficción tienen un componente científico y social que nos genera esa posible identificación y hace que estas series sean tan exitosas”.
Diego Fernando Montoya, jefe del Departamento de Comunicación Social de la Universidad Eafit y docente-investigador, comenta cómo el acontecer de cada época va generando las historias que se ven en la pantalla. Cuando en los años 80 empiezan a aparecer en Silicon Valley tecnologías como los computadores personales, cuenta Montoya, emergen series como Automan, El Auto Fantástico y El Cóndor, programas que reflejaban la evolución tecnológica de ese momento.
“La televisión en general es una representación de lo que estamos viviendo, y estamos en un contexto mediado netamente por tecnologías. Nuestro escenario es el siglo XXI, el auge tecnológico que trajo Internet y su evolución infinita, que hoy no sabemos dónde va a parar. Eso le ha permitido a estas producciones reportar, retratar o representar este momento”, expresa el docente de Eafit.
El momento histórico
Para Diego, lo que pasa en la televisión es un fenómeno cíclico. Las series de tecnología que se están viendo ahora son un tipo de nueva ola de esa temática, teniendo en cuenta que en los 80 tuvieron su espacio y respondieron a un momento histórico en particular. Esa vez, aquello que imaginaban y presentaban en la televisión es ahora más cercano, inteligencia artificial (como en Automan), o el sistema de anticolisión (como en El Auto Fantástico).
Y así como hubo series en los 80 con la tecnología como eje, cuenta Diego que en los 90, como consecuencia de la caída del muro de Berlín, las hubo “más light”. Ese es el caso, añade él, de Baywatch, Beverly Hills 90210, Melrose Place, Seinfeld o Friends. Cuando llega el año 2000 y la caída de las Torres Gemelas comienzan las series en las que “el malo” es el protagonista y la cotidianidad es puesta en la pantalla, Dexter y Breaking Bad son ejemplo de ello.
De ese modo, el momento histórico se plantea como una razón en común para explicar el surgimiento y desarrollo de estos productos audiovisuales. Adicionalmente, para el antropólogo Jacobo Cardona, “Las series de tv no solo son un reflejo de la época sino que ayudan a constituirla. Series como Easy, Transparent, o Modern Family, por ejemplo, no solo recrean las relaciones afectivas contemporáneas sino que fomentan y estimulan nuevos comportamientos, fermentan los universos emocionales”.
No obstante, más que entretenimiento, señala Rivera, como buenos productos televisivos que son estas series, dejan llamados de atención y reflexiones sobre qué pasa o pasará. “Esa es una constante en la ciencia ficción. Todo el tiempo estamos asistiendo a estos escenarios futuros que tenemos la posibilidad de parar o no”.
Juan Pablo Salazar, experto en ciberseguridad, menciona que las series reflejan los retos del mundo digital y ese “híbrido con el mundo real”. Para Salazar en series como Mr. Robot hacen un llamado de atención a la sociedad, muestran el poder del hackeo y lo vulnerable que se es ante la combinación de la inteligencia del hombre y la de una máquina.
Por lo pronto, la tecnología seguirá siendo eje de la televisión hasta que se genere un cambio que lleve a la pantalla otras narrativas que sean preocupación de la sociedad. El antropólogo Cardona finaliza diciendo “el miedo humano es siempre garantía de éxito artístico y capitalista”..