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Austin, ciudad hipster y bohemia

La capital del estado de Texas está ubicada en el centro de una geografía tan variada como particular. En medio del estado y al suroeste de Estados Unidos un clima cálido y húmedo nos recibe.

  • El capitolio fue construido en 1888 con un estilo renacentista. FOTO Claudia Arango H.
    El capitolio fue construido en 1888 con un estilo renacentista. FOTO Claudia Arango H.
  • Cerca de esta zona es la calle segunda, la propia de los restaurantes. FOTO Claudia Arango H.
    Cerca de esta zona es la calle segunda, la propia de los restaurantes. FOTO Claudia Arango H.
  • Todos quieren ver los murciélagos de Austin. FOTO Claudia Arango H.
    Todos quieren ver los murciélagos de Austin. FOTO Claudia Arango H.
  • Los murciélagos salen en manada, al atardecer. FOTO Claudia Arango
    Los murciélagos salen en manada, al atardecer. FOTO Claudia Arango
04 de mayo de 2015
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Bob Scharen, el conductor neoyorkino con quien cruzo las primeras palabras en la ciudad y quien dejó la capital del mundo para vivir sin tanta algarabía, me dice de Texas que al norte es verde y húmedo, y hacia el sur predominan los tonos tierra y lo árido. Y ahí está Austin, en el centro del estado, en medio de esas dos condiciones climáticas, como un espacio único, diferente, singular. Es la segunda capital estatal más grande y la undécima más poblada de Estados Unidos.

Le pregunto a Bob que me defina en cuatro palabras la ciudad: “relajada, plácida, amigable y segura”, me responde. “Todos aman Austin. Todo lo que sea raro en cualquier lugar, aquí es normal”.

En este espacio hay cabida para todo lo alternativo, todo lo que es distinto. Un ejemplo de esa diferencia la sentí camino hacia el hotel, cuando observé una escultura particular antes de cruzar el puente del Congreso. -Un murciélago-, me aclara Bob, -esta es la ciudad de los murciélagos, los tiene que ver, salen al atardecer, por montones-, concluye.

Al caer la tarde y sobre el puente que cruza el lago Lady Bird hay cientos de personas mirando hacia abajo. Pienso en alguna tragedia, pero me explican que se trata de los murciélagos de Austin. Allí se congregan, en días de primavera y verano, la colonia de murciélagos más grande del mundo. “Un millón y medio de murciélagos salen a cazar insectos”, dicen los lugareños, “migran desde México hasta Austin, en verano se reproducen y salen al atardecer en bandada”.

El puente es uno de los sitios estratégicos para verlos, pero me dicen que la mejor vista no está encima, sino abajo, en un sendero que bordea el río y donde las caras de sorpresa de los turistas son habituales. Se oye un chillido particular, van y vienen, es difícil verlos bien, son manchas negras que baten alas diminutas y vuelan muy rápido de un lado a otro. Se oyen exclamaciones, los celulares graban, caen gotas del cielo, no es lluvia, dicen que los murciélagos nos orinan, todos ríen.

En el lago se ven kayaks y otras canoas que se ubican debajo del puente, también quieren ver los murciélagos, también quieren tomar fotos. Cuento unas 20 embarcaciones. Es que Austin es reconocida por sus deportes acuáticos, hay planes variados para remar por horas, incluso para ver el recorrido de los quirópteros. Ahora entiendo las palabras de Bob, es la atracción más extraña que he visto en mis años de viajera. Solo puede pasar en Austin.

Caminar por la ciudad
En la zona aledaña a la avenida del Congreso se encuentran algunos de los hoteles 4 estrellas de la ciudad, desde el Hyatt Regency Austin hasta el Radisson y el Hilton. Todos cercanos al Downtown, la zona céntrica, que aunque no está llena de almacenes como en otras ciudades de Estados Unidos, es tranquila para caminar durante el día y perfecta para comer y salir en la noche.

Desde la avenida del Congreso se puede ver el edificio del Capitolio, construido en 1888 con un estilo renacentista, el cual hace parte del Registro Nacional de Lugares Históricos de Estados Unidos y fue declarado Monumento Histórico Nacional de ese país en 1986. Una edificación simétrica en la que se destacan las paredes exteriores de granito, además de su tamaño. El espacio total alberga 22 hectáreas de terreno en donde no solo el edificio es llamativo, también lo son 20 monumentos que cuentan una historia. Este capitolio es el más grande de todas las capitales estatales y es el segundo en tamaño después del Capitolio Nacional, en Washington.

Leer las inscripciones de las esculturas nos remonta a sucesos históricos. Está, por ejemplo, la del monumento tejano, que rinde tributo a la contribución de los habitantes de Texas a la historia y la cultura, con placas que narran la llegada de los españoles. Cinco figuras en bronce sobre una base de granito gris representan la Infantería, Caballería, Artillería y la Marina de guerra, son los Soldados Confederados, uno de los cuatro monumentos más antiguos de los jardínes del Capitolio. Los otros son Los Héroes del Álamo, Bomberos Voluntarios y el Terry Rangers de Texas. La mayoría fueron esculpidos entre finales del siglo IX y comienzos del XX.

Detrás del Capitolio está la Universidad de Texas, una de las más grandes de Estados Unidos, considerada en la lista de los mejores centros de educación superior pública del país. El primer edificio del campus fue construido en 1883, en esa época tenía ocho profesores y 221 estudiantes. Hoy alberga cerca de 51 mil alumnos. Se destaca su torre, desde donde se puede ver una parte del campus y de la ciudad. “Es el lugar más bello de Austin”, dice Sandra Molina, costarricense, quien hizo allí su maestría en Relaciones Públicas y quien aunque ya no vive en la ciudad siempre habla con orgullo de la Universidad.

El alma de Austin, la música
Dicen de Austin que es la capital del mundo de la música en vivo y es que no hay nada que le guste más a un tejano que oír desde un buen country hasta toques de blues, rock and roll, punk, ópera, algo de jazz y música latina. “Un sitio sin música no es común aquí”, dice Bob.

La calle Sexta es el espacio musical de la ciudad. Caminarla de noche es oír las melodías de las guitarras, los pianos y las trompetas que salen de los bares y restaurantes de la zona. La calle se cierra para los vehículos después de las 7:00 de la noche. La música en Austin está en todas partes porque no solo son los restaurantes y discotecas también hay música en las cafeterías, taquerías, auditorios y salas de conciertos. Se contabilizan cerca de 200 establecimientos con música en vivo sin contar los reconocidos festivales como Austin City Limits y South by Southwest entre las más de 20 fiestas musicales de cada año que son visitadas por habitantes no solo de Texas, sino de Estados Unidos y el mundo entero.


Los clientes premian la calidad
En Austin es común ver largas filas en los establecimientos de comida de la ciudad. La calle Segunda y la avenida del Congreso desde el puente y hacia el sur, es la recomendada para la buena comida. Y aunque sobresalen los restaurantes de comida mexicana también hay sushi, pizzas, hamburguesas, comida de mar o mediterránea y sobre todo, mucha carne. Llama la atención que los platos se sirven con generosidad, porque todo en Texas es vistoso, grande, provocativo. Si en un menú se separan las porciones grandes de las pequeñas tenga en cuenta que el menú big es muy, muy abundante. Hay lugares de comida para todos los bolsillos y también los conocidos Food trucks, los remolques de comida que ofrecen desde cupcakes hasta tacos, algo de dulce o bebidas.

Uno de los sitios que impacta por las largas filas es Amy’s Ice Cream. Son 13 locales regados en Austin que tienen helados, yogurt de helado, pasteles de helado y bebidas. Además de sus sabores clásicos: vainilla mexicana, chocolate belga, chocolate negro, crema dulce, café y chocolate blanco, cada semana hay novedades y eso implica una rotación de hasta cerca de 300 sabores que se pueden ofrecer al año. Por eso nadie se va de Austin sin probar algún helado de Amy’s. Y no se extrañe si ve filas allí y en sitios como Hopdoddy, un lugar de hamburguesas que predica la unión perfecta entre esta comida y la cerveza. Las filas son de hasta dos cuadras.

Las famosas Bluebonnet
Cuentan en Austin que las Bluebonnet, esas flores azules que se ven a lado y lado de la carretera en plena zona verde pública, no se pueden arrancar del césped, ese acto es darle muerte a una planta que no volverá a nacer. Los tejanos cuidan con orgullo sus flores azules aunque las hay también en tonalidades amarillas. Las Bluebonnet florecen a finales de marzo y comienzos de abril y no solo se encuentra en Austin, es la flor de Texas por lo que es fácil verla desde centro-norte de Texas hasta México. Flores que son un icono recurrente para artistas y fotógrafos y un orgullo para los pobladores de Austin.

La hospitalidad en Austin se siente en mis últimas horas en la ciudad, en conversaciones casuales con personal del aeropuerto: -¿qué tal le pareció la ciudad?, ¿le gustó Austin?-, preguntan animados. Sí me gustó y volveré a disfrutar de algún festival de música y un poco más de la ciudad. Seguro volveré, respondí

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