viernes
7 y 9
7 y 9
La polémica en la que se vio involucrada la senadora del Centro Democrático, Paloma Valencia, por una obra de arte en la que se retrata al expresidente Álvaro Uribe como el Sagrado Corazón de Jesús, también puso sobre el foco del debate a la pintora payanesa Majan Muñoz.
La imagen se volvió viral en redes sociales cuando Valencia transmitía una declaración sobre el No al plebiscito en un video a través de Facebook. En su grabación se observa la pintura, colgada en una pared del fondo de la habitación, con la cara de Uribe abriéndose la camisa y mostrando su corazón envuelto en llamas.
Pero para la audiencia el cuadro se volvió más importante que el discurso de la senadora, a quien la avalancha de preguntas, críticas y hasta memes con la imagen, la obligaron a sustentar en su cuenta de Twitter que el cuadro era un regalo que le dio una amiga suya, y que no tenía por qué ahondar en mayores explicaciones.
María Alejandra Muñoz o Majan Muñoz, como es conocida, efectivamente fue quien le regaló el cuadro hace más de tres años, y también fue ‘blanco’ de los cibernautas de quienes ha recibido todo tipo de opiniones.
A propósito de la polémica y su particular estilo artístico, El País habló con Majan para conocer más sobre la historia del cuadro.
¿De dónde surge el interés por pintar al expresidente Uribe y regalárselo a la senadora Valencia?
Ese cuadro hace parte de toda una obra que surgió hace unos 9 o 10 años a raíz de una convocatoria en la que participé, y que inició con un cuadro de Pablo Escobar, por una inquietud personal sobre la adoración que se tenía de ese personaje.
Los santos populares siempre me han llamado la atención. Me interesaba la adoración que le tenían a Escobar, que para algunas personas hacía cosas buenas, pese a todo lo malo que hizo. Por eso lo pinté como si fuera un santo, con una palma, como si fuera un mártir. Detrás de él está el objeto de su martirio, que es el aviso de se busca.
De ahí empezó mi inquietud de retratar santos populares, es decir, personajes públicos que tenían un seguimiento por la gente. Uribe no tiene la rama porque no es un mártir. También tengo un cuadro de Andrés Escobar con su palma y el balón de fútbol.
¿Y si pintó a Escobar como un mártir, por qué pintó a Uribe como el Sagrado Corazón?
Por su creencia, es un hombre muy creyente, y por su lema de campaña en uno de sus gobiernos, cuando decía que tenía a Colombia en el corazón. Eso me pareció algo interesante, así que lo mezclé, pero la gente termina el discurso sola. En la pintura él se abre la camisa como Superman y adentro está el sagrado corazón.
Pero lo pintó como un mesías...
La interpretación la dejo al gusto del público, yo necesariamente no creo que sea como un mesías. Incluso estoy pintando a Juan Manuel Santos con la paloma de la paz en una mano y un sapo en la otra.
¿A quién más ha pintado?
A Bolívar, Carlos Pizarro, Jaime Garzón, Pablo Escobar, Andrés Escobar, a Piedad Córdoba, a quien confieso no he podido terminarla, pero no es por antipatía, sino que algunos personajes son más difíciles.
¿Y hace cuánto pintó a Uribe?
Hace como unos cinco o cuatro años atrás. Y se lo regalé a Paloma hace como tres años.
¿Por qué se lo regaló precisamente a ella?
Somos amigas desde la infancia. No estudiamos juntas, pero éramos del mismo grupo de amigos en Popayán. Así que se lo regalé en una reunión de reencuentro de amigos porque le debía muchos regalos, le dije que con ese me desatrasaba.
¿Y ella cómo tomó ese regalo?
Con mucho humor, porque la pintura que hago tiene humor, un poco negro, incluso profano. Por el hecho de ser santos populares ya son profanos.
Y por su simpatía con Uribe...
Ella no era senadora en ese entonces, pero era evidente que tenía mucha simpatía por el Centro Democrático y precisamente por eso se lo regalé.
A raíz de toda la polémica que suscitó la pintura, la senadora dijo que era una regalo que le dio un artista que hacía pintura kitsch, ¿es ese su estilo?
Debo admitir que una de las cosas que más me inspira, además del arte religioso, es el arte popular. Uno encuentra en la calle esos colores vivos, esa mezcla de elementos que me parece apasionante, por eso a mi obra me gusta meterle escarcha, recortes, me parece una forma preciosa de terminar un producto final. Sé que no es del gusto de todo el mundo, que genera mucha ampolla, y no por el contenido sino por el cómo lo contiene.
¿Qué opina de la reacción de las personas en redes sociales al cuadro?
Ha puesto mi obra en el mapa. Lo que me deja triste es que nos quedamos en la forma y olvidamos el contenido, evidentemente que el cuadro saliera en el video fue un accidente, y debieron haber escuchado lo que decía ella, en vez de fijarse en el cuadro.
A propósito de su gusto por el arte popular, la gente ha respondido con memes a su pintura, que podría decirse son expresiones ‘populares’ en la web, ¿cómo le han parecido esas manifestaciones?
Muy chistosos. Un señor puso su imagen sobre mi pintura y la usó como perfil de Twitter, lo que me pareció absolutamente chistoso.
A mí me parece que el auge de las redes sociales nos han dado voz, y estamos como los niños chiquitos, que lo primero y más divertido que nos parece decir es la mala palabra. Pero también ha salido aflote la falta de tolerancia. Sin embargo, los memes me parecen encantadores, es la creatividad espontánea que revela a esos caricaturistas natos.
Además de los memes, la imagen se viralizó en este momento de polarización del país por el acuerdo final con las Farc y la convocatoria al plebiscito...
Sí, por eso mostré más ejemplos de mi trabajo para que la gente no crea que quiero hacer una secta entorno a Uribe, sino que fue un regalo que le hice a Paloma. Si uno tiene un amigo al que le gustan los chocolates, pues le regala chocolates, así de sencillo. Yo sé que ella es seguidora de Uribe, es el líder de su movimiento político, entonces consideré que era un muy buen detalle, tan simple como ello.
¿Esa polarización la ha hecho blanco de mensajes agresivos?
Me han dicho ¡qué pintura tan horrrible!, ¡qué vieja tan loca! Pero sé que lo que ha generado ampolla es el contenido. Cuando vi lo que pasaba no podía de la risa, hay mensajes de apoyo y rechazo absoluto, pero parece que ese es el precio de que se vuelva popular.
¿Le dijo algo la senadora Valencia a raíz de tanta polémica?
Ella se ha reído mucho. Cuando me contó todo le dije: si eso es lo que tienes que vivir todos los días, pobrecita. Porque hay muchos ataques irracionales.
Imagino que la han relacionado con el uribismo, ¿es usted del Centro Democrático?
No voy a negar que tengo simpatía con el Centro Democrático, pero respondo igual que cuando me preguntan por mi creencia religiosa, soy creyente, pero no me siento afiliada a una institución.
Esta no es la primera vez que la senadora Valencia está envuelta en una polémica por sus comentarios, reacciones y demás, usted que la conoce, ¿qué opina de ella?
Es supremamente inteligente, los que la llaman loca, no saben que ella es muy racional. No es malgeniada e histérica como dicen, de hecho se ríe absolutamente de todo, es muy apasionada y desde joven decía que se iba a dedicar a la política. La gente debería escucharla más y dejarse de llevar por su imaginario.
¿Pero no cree que eso de juzgar por el imaginario pasa también con los políticos del otro bando?
Sí, absolutamente. Si uno dice que no quiere a Uribe, inmediatamente es Santista y no, uno puede estar en la mitad, y creo que muchos colombianos estamos en la mitad.