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En un torneo disputado en Cartagena, hace más de un año, Steven Sánchez se fijó en un delantero de 11 años (hoy tiene 12) que descrestaba por su talento: Sebastián Girado.
Al parecer, ese goleador que tanto interés le despertó, tenía algo firmado con el Junior -equipo del que es hincha-. “Yo me acerqué a él y la familia para que cuadráramos una forma en que estuviera con nosotros”, cuenta Sánchez, el entrenador.
Recaló en una pensión en Medellín del club Arco Zaragoza y empezó a demostrar por qué merece la oportunidad de ser apoyado.
“Preparamos un análisis de él, el año pasado hizo 52 goles y mostró unas estadísticas muy importantes, era imposible no sostenerlo”, argumenta el orientador.
Fue un año de duro entrenamiento para llegar al Ponyfútbol de la mejor manera. Y Sebas, como le dicen, no decepcionó: fue el máximo artillero con 12 goles.
“Estar acá y ser el goleador es un orgullo enorme, hemos trabajado duro y sacrificado muchas cosas para esto”, reflexiona Girado, quien sueña con marcarle un gol al alemán Manuel Neuer.
Gisela, la alegría de Limonar
Carolina Pineda, la entrenadora de Bloques de Limonar, reconoce a Gisela Robledo como una jugadora importante dentro de su equipo, no solo por los goles, sino por la alegría que irradia.
“Ella es una niña muy alegre, extrovertida, a la que le gusta bailar y esas actitudes le aportan mucho al grupo”, comenta la directora técnica.
Gisela siempre amó el fútbol. Lo empezó a disputar cuando tenía seis años -hoy 13- por influencia familiar y nunca pudo soltar la pelota. Además, siempre le gustó jugar adelante aunque, en el elenco campeón de las damas, siempre fue una extremo.
“Ser goleadora en este torneo es una felicidad que no me imaginaba”, expresa la número 7 del Limonar.