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Desde el jueves pasado los teléfonos de Johan Alexis y Miguel Ramírez no dejan de sonar. Reporteros de Colombia, Argentina, Brasil, Bolivia y hasta de Estados Unidos se interesaron en su historia y los contactaron para conocer de primera mano el papel que cumplieron en la madrugada del martes 29 de noviembre luego de que el avión que transportaban al Chapecoense se precipitara en el Oriente antioqueño.
(Lea aquí Este es el joven que ayudó a rescatar a los heridos durante la tragedia)
También llegaron con los días algunos reconocimientos. En la noche del martes el concejo municipal de La Ceja realizó un homenaje a Johan Alexis Ramírez, a su padre Miguel, al cuerpo oficial de bomberos y al grupo de policías que participaron en el rescate de las 71 víctimas mortales y de los seis lesionados por el accidente del avión RJ 85 al servicio de la aerolínea LaMia.
“A pesar de la locura que ha generado esto sigo siendo la misma persona solidaria y humilde. Por más reconocimientos y homenajes que lleguen la mayor satisfacción siempre será haber ayudado a salvar vidas”, indica Johan quien aprovecha las vacaciones escolares para madrugar y ayudar a su padre a recuperar de alguna manera las afectaciones económicas (que estiman en 60 millones de pesos) que tuvieron por las pérdidas de cultivos de tomate, frijol y arveja.
Nelson Carmona, presidente del Concejo de La Ceja, detalló que este homenaje a los ciudadanos ilustres del municipio se hace cada que la corporación cierra mes de sesiones y busca destacar a los líderes que sobresalen en lo deportivo, cultural, político o comunitario:
“En esta oportunidad el turno fue para los deportistas destacados en los juegos departamentales y para todos los que ayudaron en las labores de rescate de la tragedia del avión. Por supuesto que es para destacar lo que hicieron Johan y su padre Miguel como también la labor de algunos policías y bomberos que fueron los que sacaron de entre los escombros a Helio Neto (el último rescatado con vida) “, precisó.
El viernes pasado el acto de reconocimiento para Johan por ayudar en el rescate de los heridos había sido en su colegio, la Institución Educativa La Paz. Fue la mejor manera además para que los compañeros a los que les había relatado días antes lo que le tocó vivir por casualidad le creyeran:
“Yo le conté a dos amigos pero no me creyeron, me decían que era pura mentira. Cuando salió la noticia ahí si me pedían disculpas por no haberme creído y me decían que era un ‘berraco’”, cuenta entre risas Johan quien sigue sorprendido con la dimensión que su historia, que no tiene nada de mística porque no es ángel ni fantasma, adquirió tanto en Colombia como en el sur del continente.