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Industria automotriz demuestra sus falencias y equivocaciones

Todas las marcas han tenido fallos alguna vez, pero es el presupuesto de las empresas el que los acelera.

  • 11 millones de vehículos Volskwagen en el mundo podrían verse afectados con la manipulación de emisiones. FOTO AP
    11 millones de vehículos Volskwagen en el mundo podrían verse afectados con la manipulación de emisiones. FOTO AP
Industria automotriz demuestra sus falencias y equivocaciones
27 de septiembre de 2015
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A lo largo de la historia de la industria automotriz, pero en especial desde 2010 a la fecha, reconocidas marcas han tenido que salir al mercado a agachar la cabeza para corregir sus defectos de fabricación, causándoles verdaderos dolores de cabeza a consumidores y accionistas por los millones de dólares en pérdidas y multas, además de un incontable daño reputacional en términos de marca.

Con el reciente escándalo del Grupo Volskwagen se confirman, una vez más, algunas razones por las que se cae en errores de fabricación, en líos de marca provenientes de una pobre ingeniería, falta de diseño y hasta de manipulación fraudulenta, como ocurrió con el grupo alemán.

Entre las razones que pueden haber de por medio, la principal es de tipo económico, como falta de presupuesto de las compañías para hacer más y mejores pruebas de investigación en desarrollo de materiales, de procesos y en la implementación de tecnologías.

Su afán de salir primero al mercado y mantenerse a la vanguardia en lanzamientos de modelos hace que ese frenetismo impida la perfección.

Basta con mirar el gráfico para darse cuenta de que compañías como Toyota, Nissan, General Motors, Volskwagen, Ford, han tenido que salir a dar la cara ante los errores de fabricación que incluso han ocasionado muertes.

El ingeniero automotriz Juan Carlos Vargas, explicó que los recortes de presupuesto en las compañías les ha impedido que se invierta más dinero en diseños de ingeniería con suficientes pruebas, “o comprobar adecuadamente una tecnología antes de ponerla en el mercado. El afán hace que las pruebas sean cortas y como consecuencia de ello, terminen impactando negativamente al consumidor”.

La experiencia ha demostrado que cuando se lleva la ingeniería al límite se falla, especialmente en la vida útil de una determinada pieza del vehículo, o incluso del mismo material y diseño.

“Las pruebas de tecnología terminan siendo costosas y los recursos son escasos, además el tiempo es oro y mientras más se demoren en una prueba, más dinero costará”, enfatizó el ingeniero Vargas.

Asimismo, manifestó que hay materiales muy finos como el titanio o materiales preciosos que se podrían utilizar en la fabricación de determinadas piezas, brindando mayor seguridad a las personas, pero por costosos no se hacen rentables.

Mirando las tendencias en fallas presentadas, se podría decir que no hay marcas perfectas, que ninguna puede decir que no ha tenido líos. El rango va desde las marcas más básicas hasta las más encopetadas.

Según el experto, en esta industria de vehículos existe una particularidad y es que las tecnologías que se consideran obsoletas, son las que están probadas y absolutamente comprobadas ante los fallos, el problema es que cuando pasa eso ya ha salido una nueva que las descontinúa y el tema de seguridad queda en un segundo plano.

Adicionalmente, las compañías recurren al uso de accesorios que proveen compañías externas, o también pueden abrir plantas de producción en diferentes ciudades o países cercanos para ahorrar costos de transporte y mano de obra.

Es por eso que los errores más comunes en esta industria terminan siendo los airbag, frenos, GPS o el mismo computador de los vehículos, los cuales no fueron fabricados por la compañía automotriz aunque sean su responsabilidad. “Es decir, la cadena de proveedores de la industria es la que termina siendo o no competitiva, donde la promesa de valor incluye a los terceros”, puntualiza el ingeniero Vargas.

Medioambiental

La exigencia en normas ambientales le agrega un nivel mayor de complejidad a esta industria en el mundo, porque además de lo técnico hay que afinar los procesos para alcanzar estándares internacionales que reduzcan los niveles de emisión.

Se estima que los ciclos de vida de los motores para alcanzar estos óptimos requerimientos oscilan entre 5 y 7 años, donde el cambio de tecnología y normativa hace que la competencia sea más ardua y en periodos más cortos.

Entidades como Euroncap de la Unión Europea o Nhtsa de Estados Unidos son muy exigentes y, consecuentemente, los consumidores también se vuelven más exigentes.

El reciente escándalo de los vehículos de Volskwagen (VW) en E.U. a los que se le modificó su sistema de emisión de gases para que pasaran las pruebas de laboratorio, emitiendo contaminación a la atmósfera solo después cuando estaban en carretera, fue una maniobra engañosa contra la administradora de la Environmental Protection Agency (EPA)

Su directora Gina McCarthy, dijo a Reuters que “queremos asegurarnos de que este sea un caso único y se revisarán los demás modelos exhaustivamente, haciendo el resto de pruebas que necesitamos para asegurarnos de que no haya aparatos de software u otras maneras de engañar al sistema de emisiones”.

La revelación sobre Volskwagen puso a la EPA bajo críticas porque sus pruebas son predecibles y anticuadas, lo que hizo relativamente fácil a la compañía alemana engañarla.

La EPA no descubrió inicialmente el problema, fueron los investigadores en la Universidad de West Virginia los que lo hicieron usando una prueba en carretera que la EPA no realizaba.

Ante esta realidad varios senadores norteamericanos demostraron su inconformidad ante las agencias reguladoras como la EPA porque no puedan proteger a la población.

Otros ejemplos

Por eso el caso de VW es similar a los que han involucrado a los interruptores de encendido defectuosos de General Motors y las bolsas inflables explosivas de Takata Corp., con los cuales también pasaron años antes de que fueran revelados a los consumidores.

Chris Grundler, director de la oficina de transporte y calidad de aire de la EPA, defendió las pruebas de la agencia argumentando que los vehículos de pasajeros con motores diésel suman menos del 1 por ciento de todas las emisiones de vehículos de dióxido de nitrógeno y otros contaminantes.

“No es una cuestión de equipo, o tecnología, o capacidad, es una cuestión de cómo usamos esos recursos”, dijo Grundler

La EPA dice que cerca de 500.000 autos en Estados Unidos incluyendo modelos Jetta, Golf, Beetle, Passat y Audi A3 tienen el software engañoso y VW dijo que un total de 11 millones de autos lo tienen en el mundo.

VW comenzó su mentira en 2009, y quizá no habría sido descubierta sin la investigación de la Universidad de West Virginia a nombre del Consejo Internacional para el Transporte Limpio, que es un grupo sin ánimo de lucro que da observaciones a los gobiernos sobre sus leyes. Los reguladores de la EPA y California confrontaron a VW con sus resultados en 2014.

Sólo cuando la EPA y la Junta de Recursos Atmosféricos de California se negaron a aprobar que salieran a la venta los modelos diesel de VW para 2016 la compañía admitió este mes lo que había hecho. El avanzado programa de VW permitió que sus autos pasaran pruebas de laboratorio y que emitieran su contaminación a la atmósfera después, cuando estaban en carretera. Los cambios anunciados esta semana están diseñados para detectar software y otros métodos que las fabricantes de autos podrían usar para engañar.

Fallas en otras marcas

Hace poco más de 5 años Toyota tuvo que revisar 270.000 Prius en E.U. y Japón por un problema con el pedal del acelerador y en el sistema de frenos ABS. Posteriormente, la misma marca tuvo que revisar 7,43 millones de unidades en el mundo por un problema en elevalunas delantero.

Pero una de las que más problemas ha tenido es General Motors (GM) por defectos en válvulas de encendido, arnés de cableado de bolsas de aire y partes del sistema de frenos en varios modelos y en 2013 se registró una inédita declaración por parte de la compañía, reconociendo más de 50 muertes por problemas en la válvula de encendido.

11
millones de vehículos Volskwagen en el mundo podrían verse afectados con la manipulación de emisiones.
62
años tiene Matthias Mueller, el designado presidente del Grupo Volskwagen, quien viene de Porsche.
Infográfico

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