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“Estamos hechos de lo posible”: Rodolfo Llinás

El científico colombiano recibió el reconocimiento más importante en el campo de las neurociencias en Estados Unidos.

  • El neurocientífico de 84 años es profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York.Foto: Andrés Camilo Suárez Echeverry
    El neurocientífico de 84 años es profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York.Foto: Andrés Camilo Suárez Echeverry
“Estamos hechos de lo posible”: Rodolfo Llinás
15 de noviembre de 2018
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Infográfico

Los aportes científicos de Rodolfo Llinás, el neurocientífico colombiano más importante de todos los tiempos, son de gran importancia para el estudio del cerebro. Este bogotano fascinado por la mente, el fenómeno biológico que le permite a los humanos experimentar el mundo, acaba de ser reconocido por la Sociedad de Neurociencias de Estados Unidos con el Premio Ralph W. Gerard, el de más renombre en esa área del conocimiento.

Antes había hablado con El COLOMBIANO acerca del origen de la vida, el cerebro y su futuro.

En una visita que realizó a Medellín y al Parque Explora, usted explicaba que la vida es inevitable, dadas las condiciones necesarias, ¿de qué manera?

“Si se dan algunas condiciones químicas y físicas, la vida se forma como se forman los cristales de agua, por ejemplo. Son inevitables. Yo considero como si la vida fuera más o menos una estalactita en una caverna porque son las cosas que pueden pasar, pero cuando se dan las variables necesarias es inevitable, va a pasar. Como se generan los aminoácidos, no los hizo nadie, se generan porque esa es una de las cosas que pueden hacer. Estamos hechos de lo posible, nunca estamos hechos de lo no posible, por supuesto”.

Esas diversas combinaciones son las que permiten que algo tenga vida antes y no en otro momento...

“O que pueda sobrevivir o no sobrevivir algo. Es interesante que el sistema muera y es interesante que envejezca, es necesario incluso, porque si no, no avanza el sistema desde el punto de vista del grupo lo suficientemente rápido”.

Comentaba que a veces creemos que el ser humano es el único animal inteligente, pero hay muchísimos otros que también lo son. En ese sentido, ¿los animales tienen consciencia?

“Claro, si no tienen consciencia entonces no pueden utilizar el conocimiento. La consciencia es la capacidad de manipular cosas dentro de la cabeza. Los problemas que resuelven esos animales son fantásticos. Realmente es conmovedor, nosotros somos chovinistas, pero ellos tienen los mismos canales, las mismas células, el tálamo, la corteza. Es un cuento antiguo, no somos tan modernos como pensamos”.

Sobre el cerebro humano, por ejemplo, cuando una persona padece alzheimer y ya está en una etapa muy avanzada, hay ciertos estudios y terapias que se han desarrollado utilizando la música, y ha habido respuestas. ¿Por qué sucede?

“Hay estados funcionales sobre todo desde el punto de vista afectivo que sí pueden cambiar un poco la estructura del sistema nervioso, porque está cambiando todo el tiempo. Las conexiones simplemente están y luego desaparecen y aparecen otras. De modo que es casi como un jardín: crecen y se mueven. Lo que es interesante es que forman un sistema funcional aunque no son estereotipadas, cambian de forma, crecen, disminuyen con la edad y el sistema sigue funcionando. Es imposible no tener requerimientos en un sistema funcional. Se requiere que haya suficiente tejido y suficiente conectividad para que se pueda generar el sistema, pero el sistema se puede dañar como cualquier otro”.

¿Por qué se recuerda una canción y no un rostro?

“Es mucho más fácil recordar una melodía que una cara, las caras son todas muy similares. Es decir, si fuera cuestión de tener tres ojos en vez de dos, sería más fácil. Lo que es interesante es poder reconocer a alguien, las diferencias son pequeñísimas”.

¿Usted cree que el cerebro humano puede cambiar a futuro?

“Yo no creo que sea posible hacer un cambio profundo de la biología, del contenido sí, claro. De la utilización, también. Pero la biología es muy difícil de cambiar porque es muy profunda. No solamente las células, tiene que existir algo que soporte: la glia, los capilares, las mitocondrias, es un sistema sumamente complejo”.

¿Considera que quizá la inteligencia artificial podría superar esas capacidades que tiene el cerebro humano?

“Claro que sí, pero solo algunas. Por ejemplo, la memoria. Hay un computador que puede conocer todos los teléfonos del mundo. Yo no conozco ningún cerebro que pueda hacer eso, pero uno puede caminar, jugar tenis, todas esas cosas que también son importantes. De modo que la superación nunca va a ser completa, superará algunos aspectos del sistema nervioso”.

¿Cómo cambia entonces esa capacidad?

“El cerebro, como los músculos, hay que utilizarlo. Si no se utiliza, no funciona bien. Por eso la educación es importante, porque es realmente una manera de optimizar el funcionamiento cerebral. Si no se optimiza el funcionamiento cerebral, entonces hay cosas que no se podrían hacer de ninguna otra forma. Por eso la educación es tan importante. La educación es una manera de utilizar el cerebro, no es más”.

¿La educación tradicional entonces está truncando la posibilidad que tienen los niños de poner a funcionar sus capacidades al máximo?

“Absolutamente, el problema es que no se enseña a pensar, se enseña a memorizar y la memoria sin contenido contextual, emocional y relacional, no dura”.

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