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Por daniel cardona henao
Mientras rodaban por Santa Elena, Rigoberto Urán le dijo a su amigo Álex Cano, ciclista del Coldeportes Claro, que “este Tour de Francia está apenas para mí”, luego de conocer el recorrido de la ronda gala.
Dos contrarreloj -Urán no se venía sintiendo bien en esta, una de sus pruebas predilectas-, poca montaña respecto a ediciones anteriores y repechos propios para voluntariosos como Rigo. Ese era el panorama de la carrera.
Solo fue conocer ese trayecto para que la mente le empezara a maquinar de la manera idónea. Comenzó a entrenarse bien y a participar en las carreras necesarias. De hecho, estuvo en nueve antes del primero de julio (inicio del Tour): Andalucía (fue 8°), Strade Bianche (64°), Industria y Artigianato (3°), Tirreno Adriático (8°), Vuelta al País Vasco (9°), Flecha Balona (23°), Lieja-Bastoña-Lieja (21°), Tour de Romandía (21°) y Ruta Sur (9°).
Estas competencias le dieron un recorrido, previo a la gran carrera, de 4.708 kilómetros y la posibilidad de irse calibrando con sus rivales como Chris Froome, Romain Bardet, Fabio Aru, Mikel Landa, entre otros.
Toda esta preparación, la chispa mental que reinventó desde enero y el nunca sentirse presionado son, para Álex Cano, las claves de la gran actuación del pedalista de Urrao en esta prueba.
“Hay algo fundamental que juega para nosotros los ciclistas y es la presión porque, cuando uno no está con eso, es mucho más fácil hacer las cosas y así le pasó a él. Jamás se sintió presionado, lo que le permitió estar claro y recuperarse de la mejor manera”.
De hecho, el nivel que mostró a lo largo de la cita fue evolutivo y regular (ver cronología), permitiéndose ganar la etapa reina -con la mayoría de cambios reventados tras la caída de Richie Porte, cuya bicicleta golpeó la del hombre del Cannondale y lo obligó a hacer el esprint final con una relación que es para moler piedras- y obtener dos segundos lugares (fracciones 12 y 17).
Además, cada vez que atacaron los favoritos siempre respondió con firmeza, mostrando que su estado físico estaba al 100%. Así lo expresa Luis Felipe Laverde, también integrante del Coldeportes, añadiendo que Chris Froome no fue el mismo de las tres ediciones anteriores.
“Corrió muy tranquilo y eso es producto de la experiencia que ha adquirido. En este Tour se le vio mucho más explosivo, inteligente, pensante e, incluso, mucho más completo físicamente que sus rivales”, argumenta Laverde.
Para la opinión pública, este Tour revivió la mejor versión de un ciclista que fue doblemente subcampeón del Giro (2013 y 2014) y que, en los últimos tres años, no alcanzó la figuración mediática.
Entre ese primero de junio de 2014 y el primero de julio de 2017, Urán estuvo en 45 competencias, contando las clásicas, las de una semana, Mundiales y las grandes.
A Laverde le molesta que la gente exprese que Rigo “se desapareció del mapa” y su compañero Álex Cano lo soporta, comentando que en el ciclismo, como en todos los deportes, existen los momentos de bajones. “Solo juzgamos a nuestros ciclistas por lo que hacen en las grandes vueltas, y eso que el Giro es menospreciado, pero él ha venido participando en otras carreras que le han dado buenos resultados”, resume Laverde.
De hecho, en esas 45 citas, el corredor de 30 años consiguió siete podios: contrarreloj Nacional 2015 (1°), Tirreno Adriático 2015 (3°), Grand Prix de Quebec -Canadá- 2015 (1°), Giro de Emilia 2016 (3°), Milano-Torino 2016 (3°), Giro de Lombardía 2016 (3°) e Industria y Artigianato 2017 (3°) y dos triunfos.
No obstante, Cano reconoce que este resultado es el más importante en la carrera del urraeño y que, mediáticamente, lo coloca como un hombre a tener en cuenta en las próximas competiciones.
“Rigo siempre está, solo que, cuando un ciclista no tiene los resultados deseados, no brillan mediáticamente; él está recuperando su nivel y le va a caer presión, pero es lo mejor que él tiene porque la sabe manejar a la perfección”, finaliza su amigo Cano.