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En Nicaragua, la abstención es el adversario de Daniel Ortega

Hoy se celebran elecciones presidenciales en ese país. Oposición denuncia obstáculos.

  • La oposición al Gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua lidera una campaña para que los ciudadanos se abstengan de votar este domingo por falta de transparencia en los comicios. FOTO afp
    La oposición al Gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua lidera una campaña para que los ciudadanos se abstengan de votar este domingo por falta de transparencia en los comicios. FOTO afp
06 de noviembre de 2016
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Dora María Téllez aún ve con asombro las mutaciones del Frente Sandinista de Liberación Nacional. Cuando ella militaba, el movimiento logró derrocar la dictadura de los Somoza en Nicaragua; soñaron con implantar una política de alfabetización masiva, conseguir un acceso universal a servicios públicos y celebrar elecciones libres, ya no como guerrilla.

Aunque costó, por los tropiezos de la “Contra”, una milicia que quería derrocar al movimiento político, en los 90 se convirtieron en la fuerza de oposición, pero Téllez y un grupo numeroso de miembros se hicieron a un lado.

“Vimos que el líder, Daniel Ortega, era un hombre con una visión de poder sin límites, sin una ideología distinta a mantenerse arriba, con cambios repentinos de parecer, sin claridad sobre cuál era el camino, capaz de recurrir a cualquier tipo de manipulación de la Constitución y a la represión, hasta con civiles armados”, recuerda ella, para quien el hoy presidente de Nicaragua, que este domingo buscará ser reelegido por cuarta ocasión, tres de ellas consecutivas, “luchó en las montañas contra una dictadura, y ahora la reencarna”.

La exmilitante, que luego ayudó a fundar el Movimiento Renovador Sandinista, hace parte de uno de tantos partidos a los que el Gobierno eliminó la personalidad jurídica, con la excusa de que se estaban autodisolviendo o habían cometido supuestas irregularidades. Con esa “jugada” logró impedirles a los presidenciables participar en la contienda, dejándoles solo el camino de la abstención.

“No votar es un acto político de rechazo a la farsa electoral y una rebelión ética contra la mentira y manipulación de nuestro derecho a decidir”, señaló en rueda de prensa Violeta Granera, una de las líderes de la coalición opositora de Nicaragua, reunida en el Frente Amplio Democrático (FAD), que llama a no salir a las urnas este domingo.

Argumentando que la oposición se vio afectada por una serie de fallos judiciales en los que Ortega deshizo la existencia de todos los partidos con mayorías significativas y opuestos a él, el FAD ratificó que desconocerá los resultados de esos comicios, en los que el líder desde 2007, con el contrapeso de unos pocos movimientos minoritarios, es el favorito.

Aunque la Constitución de Nicaragua no plantea que unas elecciones tengan que repetirse si la abstención supera a un candidato, la oposición quiere demostrar la insatisfacción popular con la jornada de hoy, en la que no se permitió la acreditación de medios independientes (contrarios al Gobierno) ni el ingreso de la OEA, el Centro Carter y el Parlamento Europeo, que cuestionaron el proceso electoral de 2011.

Eso sí, Ortega invitó a varios líderes latinoamericanos para “presenciar las elecciones”, en las que además se decidirá sobre 90 diputados ante la Asamblea Nacional y 20 representantes ante el Parlamento Centroamericano.

Entre ellos están tres senadores mexicanos del Partido del Trabajo; dos diputados y una senadora brasileña del Partido de los Trabajadores y del Partido Comunista de Brasil, y el expresidente de Paraguay Fernando Lugo (2008-2012).

Elecciones a medias

Hasta un 60 % de abstención prevé la prensa independiente este domingo. No obstante, alerta Téllez, el Gobierno le está pidiendo a maestros, policías, soldados y empleados públicos que el lunes lleven evidencias a sus oficinas de que votaron.

“Mucha gente cree que son elecciones normales, pero Ortega controla todo el aparato electoral, hasta la última mesa de votación. Tiene capacidad de manipular completamente los resultados”, continúa la líder, y explica que los otros cinco candidatos a los que se enfrenta (del Partido Liberal Constitucionalista, del Partido Liberal Independiente, de la Alianza por la República, del Partido Conservador y de la Alianza Liberal Nicaragüense) no han superado el 5 % de la intención de voto.

Sin oposición y con una campaña de bajo presupuesto, Ortega tiene todo para ganar las elecciones, aunque según el líder de oposición Edmundo Jarquín, que se enfrentó con él en las votaciones de 2006, “este domingo no habrá elecciones”.

Lo que sucederá, dice, es que una parte de la población votará, mas no elegirá. La expectativa se quedará en cuánto logra obtener la abstención respecto al mandatario y “la única duda que subsiste es el porcentaje de votos que el Consejo Supremo Electoral, controlado con el Gobierno, le otorgará a Ortega y, por residuo, a los partidos satélites, los únicos legalmente autorizados para participar”.

Un antecedente le hace pensar a Jarquín que Ortega “seguirá perpetuando su dictadura”, y es que cuando ambos se enfrentaron en las urnas, el entonces candidato y hoy presidente jamás asistió a un debate, expulsó de su movimiento a todos los que discutían su forma de pensar y no tuvo reproches en hacer enmiendas a la Constitución para reducir del 50 % o más, al 35 %, el mínimo necesario de votos para obtener la presidencia.

“Ganó y, desde enero de 2007, logró ir controlando progresivamente el aparato judicial y electoral”, denuncia el líder, y añade que, ahora, con la designación de su esposa, Rosario Murillo, como virtual vicepresidenta, “completa el perfil familiar y dinástico de su régimen autoritario, en mi opinión, dictatorial”, concluye.

La prosperidad lo mantiene

“La mayoría piensa que será una elección limpia”, dijo a la agencia Reuters Víctor Borge, de la encuestadora Borge & Asociados. “Y en este caso no importa lo que piensan los analistas, sino los votantes”.

Los votantes, según expresó, también valoran casi una década de crecimiento sostenido, con el déficit y la inflación controlados; la buena sintonía con los grandes empresarios y los sectores humildes, y el proyecto de abrir un canal interoceánico de 50.000 millones de dólares con capital chino (que aprueban 8 de cada 10 nicaragüenses, según la última encuesta de la firma M&R Consultores).

Aunque Nicaragua sigue siendo el tercer país más pobre de América Latina, un sondeo de Gallup detectó que el 55 % de los ciudadanos cree que el país va por buen camino.

Sin embargo, afuera del país no hay la misma sensación. Ronal Rodríguez, del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, cuenta que en la región Nicaragua se ve como el país que continuó los pasos del Socialismo del Siglo XXI, que sigue el ejemplo del autoritarismo venezolano, “usando las instituciones democráticas para restringir la participación ciudadana, imponiendo unas lógicas personalistas”.

4,34
millones de nicaragüenses están habilitados para votar este domingo por presidente y por Parlamento.

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