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E l 20 de julio, las embajadas cubana y estadounidense en Washington y La Habana serán una realidad. El asunto no tiene marcha atrás, y el acuerdo formal entre los dos países, hace décadas irreconciliables, fue anunciado ayer desde ambas capitales.
Los presidentes Raúl Castro y Barack Obama confirmaron el histórico pacto que permitirá la reapertura de embajadas. “Hace un año pudo parecer imposible que Estados Unidos volviera a izar su bandera, de barras y estrellas, en una embajada en La Habana”, dijo Obama en un discurso desde los jardines de la Casa Blanca.
En tanto, Castro sostuvo “que la parte cubana asume esta decisión, animada por la intención recíproca de desarrollar relaciones respetuosas y de cooperación”, según una carta dirigida a Obama y que fue leída por televisión.
Tal como anunció Obama, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, viajará a La Habana a finales de este mes a una ceremonia de izamiento de bandera para reabrir la embajada estadounidense en la capital cubana.
De esta forma, el compromiso de los dos mandatarios de trabajar por el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países, se cumple en su primera parte, pasados seis meses y medio. 54 años de hielo en las relaciones diplomáticas finalizaron con el anuncio de ayer, y serán historia a finales de mes con la reapertura de embajadas.
Un proceso largo
Pero los primeros en advertir que resta mucho fueron Obama y Castro. Ahora la vista del mundo se centra en el desembargo, y en las dificultades que conlleva abordarlo en un Congreso estadounidense bajo control republicano y hasta el momento intransigente frente al tema.
“Será un largo y complejo proceso hacia la normalización. No podrá haber relaciones normales entre Cuba y Estados Unidos mientras se mantenga el bloqueo económico, comercial y financiero que se aplica con todo rigor, provoca daños y carencias al pueblo cubano y es el principal obstáculo al desarrollo de nuestro país”, afirmó Castro.
Desde Washington, Obama fue enfático en su llamado para que el Legislativo empiece a virar positivamente en torno al tema cubano, así se trate de un proceso dispendioso.
“Los estadounidenses y los cubanos han reiterado su apoyo mayoritario a este asunto y a mirar hacia el futuro. Ambos pueblos quieren seguir adelante, y creo que es la hora de que el Congreso haga lo mismo. Le pido por tanto que dé los pasos necesarios para levantar el embargo que impide que los estadounidenses puedan viajar y hacer negocios en Cuba. Les pido que empiecen a trabajar en ello, tal como ya lo hacen algunos demócratas y republicanos”, afirmó.
“Después de todo ¿por qué Washington tiene que ser un obstáculo entre ambos pueblos? Por supuesto que hay algunos que quieren devolver el reloj y profundizar en una política de aislamiento. Pero ya pasó más del tiempo suficiente para que nos diéramos cuenta de que este enfoque no da resultado, y no lo ha hecho por más de 50 años”, agregó.
Ajedrez complejo
¿Qué importancia tiene lo de ayer para asegurar que ambas naciones dejen a un lado una enemistad que remonta a tiempos de la Guerra Fría? Precisamente se le llama en Europa a este deshielo “la caída del Muro del Caribe”, por su importancia para la región.
Expertos consultados por EL COLOMBIANO, no dudaron en expresar el carácter crucial de lo anunciado ayer desde Washington y La Habana. Andrés Molano, politólogo, docente, y director del Observatorio de Política y Estrategia de América Latina (Opeal), consideró que “se trata de otro de los avances de gran importancia que se han dado en muy poco tiempo como parte de este proceso. Lo más probable es que no tenga marcha atrás, así los republicanos lleguen a la Casa Blanca en 2016”.
“Es un hecho no solo importante para Obama, por asegurar el legado que deja, ni para Cuba, por reposicionarse en la región, sino también para E.U, que empieza a dar fin a décadas de una política errada, que no le garantizaba plenamente la defensa de sus intereses en A.L.”, dijo, por su parte, Mark Weisbrot, codirector del Centro para la Investigación Económica y Política de Washington.
¿De aquí al desembargo, cuánto hay? Para Molano, “este tema, que es el que más peso tiene y el más simbólico, forma parte de una nueva etapa del proceso que demorará varios años. Todo porque para levantar el bloqueo se requiere el aval del Congreso, por lo que se dificulta su avance. Aunque el hecho de que esté controlado por los republicanos no implica que no pueda avanzar en Washington”.
Weisbrot coincidió: “en las últimas semanas proyectos de Obama han prosperado incluso con la ayuda opositora, por lo que eso podría ocurrir. Aunque la proximidad de las elecciones podría demorar el proceso de desembargo”.