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Por lo menos 46 personas murieron ayer en un enfrentamiento a tiros entre fuerzas de seguridad y delincuentes en el violento estado mexicano de Michoacán.
De los muertos, 37 eran civiles armados y dos eran policías de las fuerzas federales pertenecientes a un grupo élite de seguridad.
El enfrentamiento habría ocurrido en horas de la mañana en el municipio de Tanhuato, donde hace una semana fue desarmada la policía local tras el asesinato de un candidato a alcalde de una localidad cercana.
Los cuerpos quedaron esparcidos en las inmediaciones del rancho El Sol, ubicado sobre un camino de tierra a tres kilómetros de una caseta de cobro de la autopista de Occidente México-Morelia-Guadalajara.
De acuerdo con un parte preliminar de la Policía Federal filtrado a Efe, los presuntos sicarios tenían en su poder 42 armas largas, un lanza cohetes, un fusil barret de alta potencia y un arma corta. Además, tres personas fueron detenidas tras el choque armado.
Tanhuato es un municipio colindante con el estado de Jalisco, cuyo territorio se encuentra en disputa por grupos de narcotraficantes como el cartel Jalisco Nueva Generación y Los Caballeros Templarios, que opera sobre todo en Michoacán.
Esta región ha vivido años de cruentos enfrentamientos entre grupos delictivos, los cuales además de traficar drogas como marihuana y metanfetaminas han incursionado en otros delitos como robo de minerales, secuestro y extorsión, entre otros.
Tras la caída de varios capos como el líder de los Caballeros Templarios Servando Gómez, detenido en febrero, los enfrentamientos entre los grupos delictivos se agudizaron, dejando decenas de muertos.
A principios de mayo, miembros del cartel Jalisco Nueva Generación, una organización surgida en los últimos años que produce metanfetaminas con destino a Asia y Europa, derribaron un helicóptero del Ejército en Jalisco, matando a ocho soldados y una agente de la policía federal.
La semana pasada, otras ocho personas fallecieron en otro enfrentamiento en ese mismo estado, donde el año pasado fueron reportadas unas 900 muertes relacionadas con la delincuencia.
Michoacán sigue siendo uno de los estados más violentos del país, pese a grandes operativos con despliegue de miles de efectivos de fuerzas de seguridad federal y militares desde mediados de la década pasada.
Más de 40.000 personas han muerto en hechos violentos desde que comenzó el Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto en diciembre de 2012. Pese a la detención de varios jefes del narcotráfico, la violencia continúa e incluso se ha extendido a nuevas zonas del país.