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No es casualidad que mientras que Venezuela está sumida en polarización, protestas, crisis económica y estancamiento político, la nación asumiera ayer la presidencia del Movimiento de Países No Alineados (Mpna). Y que el gobierno de Nicolás Maduro acoja la cumbre de la organización en la isla de Margarita, durante días en los que Caracas y ciudades del interior serán escenario de nuevas marchas opositoras.
Lo que se ve es un pulso entre dos Venezuelas, la que no se rinde en pedir un pronunciamiento popular sobre la compleja situación actual —en referendo revocatorio—, y la que busca limpiar su imagen mundial ante quienes reiteran que es antidemocrática.
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD), mueve cielo y tierra para que el viernes 16 de septiembre, día en que están previstas las marchas en las principales ciudades del país —en la denominada “Toma de Venezuela”—, la convocatoria sea tan exitosa como la del pasado jueves 1 de septiembre en Caracas, donde la oposición demostró amplio respaldo popular.
La MUD ahonda en esta estrategia para reclamar que la burocracia estatal dé vía libre —tras meses de bloqueo—, a las fases finales para convocar el referendo contra Maduro.
Consciente de esta presión, el chavismo está apelando a una búsqueda de blindaje internacional. Para este fin de semana espera que las 120 naciones del bloque no alineado respalden sus políticas y condenen el denominado “injerencismo” que el gobierno venezolano le achaca a EE. UU. y otros actores como España —incluso Chile—.
Mientras que busca este blindaje está haciendo llamados a un nuevo diálogo con la MUD, algo que tuvo eco en el Vaticano, que ayer se mostró dispuesto a mediar. Chavismo y oposición celebraron el gesto de Roma, pero no está claro si esta iniciativa prosperará.
Lo único claro, de momento, es que el oficialismo hace todo lo posible por que el tema del referendo revocatorio se enfríe, tal como consideró Jesús Castillo, politólogo y docente de la Universidad del Zulia. En este sentido, espera que todo siga igual de estancado a los actuales días.
“Los diálogos que se han entablado entre gobierno y oposición generan mucha polémica interna y división en la MUD, que busca aumentar la presión con marchas el viernes para el revocatorio. Pero el gobierno intenta enfrascar la atención mediática a la cumbre de isla de Margarita, para mitigar los efectos de las manifestaciones. Mientras que se muestra conciliador además, mantiene su obvia intención de bloquear el referendo revocatorio. En suma, creo que será muy difícil para la oposición conseguir objetivos concretos en este momento, y si esto sigue hasta diciembre, se corre el riesgo de que la ciudadanía se canse de marchar”, afirmó.