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Más de 500 muertos en una semana en conflicto sirio

  • La escalada de violencia en Siria ha llevado a que unas 35.000 personas se protejan en refugios subterráneos. AFP
    La escalada de violencia en Siria ha llevado a que unas 35.000 personas se protejan en refugios subterráneos. AFP
24 de febrero de 2018
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Una semana de intensos ataques aéreos, de artillería y con misiles ha provocado al menos 510 muertos, entre ellos 127 menores, en la región de Guta Oriental, el principal bastión opositor a las afueras de Damasco, según el último recuento del Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

Este sábado, 24 de febrero, al menos 32 civiles, de ellos ocho niños y ocho mujeres, perdieron la vida en bombardeos de aviones de guerra sobre las poblaciones de Duma, Harasta, Zamalka, Beit Saua y Al Shifunia, en una jornada en la que también fueron blanco de los ataques las localidades de Otaya, Al Mashabiya, Hush al Dauahra y Kafr Batna.

De las muertes registradas hoy, al menos doce se produjeron en Duma, la mayor ciudad de Guta Oriental, área ubicada al noreste de la capital siria y que está controlada en un 30 por ciento por las facciones rebeldes, principalmente el Ejército del Islam y la Legión de la Misericordia, según el Observatorio.

La ONG, que dispone de una amplia red de activistas sobre el terreno, contabilizó además más de 2.300 heridos en los pasados seis días de ataques atribuidos a las aviaciones de guerra siria y rusa y la artillería del Ejército gubernamental.

La Defensa Civil Siria, que lleva a cabo labores de rescate en zonas fuera del control del Gobierno, indicó en la red social Twitter que sus equipos están “trabajando incesantemente para evacuar a los civiles heridos, en medio de una gran destrucción causada por los ataques aéreos a áreas residenciales por parte de los aviones de Rusia y el régimen sirio en la ciudad de Duma hoy”.

Los heridos sufren la escasez de suministros médicos, debido al bloqueo impuesto sobre Guta Oriental por las fuerzas gubernamentales desde hace años y, en los últimos seis días, diez centros médicos han quedado fuera de servicio o con sus capacidades reducidas tras ser blanco de ataques.

El Observatorio denunció la dramática situación de los servicios sanitarios en el interior de Guta Oriental, donde sólo hay un médico especialista en cirugía vascular y neurocirugía y un ginecólogo y donde faltan otras muchas especialidades.

No están disponibles muchos medicamentos esenciales, como antibióticos y compuestos para bajar la fiebre, así como material de primeros auxilios.

Además de la violencia, los habitantes de Guta Oriental -unos 400.000, según la ONU- padecen hambre por la carestía de productos, desde que el pasado miércoles los comercios cerraran sus puertas, y los precios de los víveres son muy elevados.

Debido a la escasez de bienes básicos, en semanas anteriores el kilo de azúcar llegó a las 2.400 libras sirias (casi 6 dólares), el trigo a 1.600 libras (3 dólares), el arroz a 2.600 (5 dólares) y la harina alcanzó las 3.000 libras (5,8 dólares), mientras que un litro de gasolina cuesta hasta 21 dólares, según el Observatorio.

Muchos de los residentes dependen de las ayudas de las ONG que aún operan en Guta Oriental o acuden a las cocinas de las facciones armadas para asegurarse una comida al día, pero los civiles temen salir de sus hogares por el impacto de las bombas, misiles y proyectiles de artillería.

Uno de los habitantes de Guta Oriental dijo al Observatorio que “quien no muere por los misiles, proyectiles y bombardeos del régimen o por los ataques rusos, lo hace de hambre”.

Por su parte, la Sociedad Médica Siria Americana (SAMS, en sus siglas en inglés) aseguró en su página web que la situación empeora cada día.

“Además de los continuos bombardeos de hospitales e infraestructuras civiles, el precio de los alimentos se ha disparado, el combustibles es escaso y los suministros médicos son pocos”, recalcó.

Esta ONG está repartiendo comida a los civiles escondidos en refugios subterráneos, que calcula que pueden llegar a los 35.000 por la escalada de la violencia, además de ofrecer sustento a los médicos, que “trabajan todo el día para atender a los heridos y no pueden dejar las instalaciones sanitarias debido al peligro y al flujo abrumador de pacientes”.

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