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Con protestas retoman diálogo en Venezuela
06 de diciembre de 2016
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Las esposas y la madre de dos líderes opositores venezolanos presos se encadenaron en la Plaza de San Pedro, en El Vaticano, pidiendo que se avance en la libertad de ellos y de un centenar más durante la reunión que tendrán hoy la oposición y el Gobierno.
Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, que cumple una condena de 13 años; Antonieta de López, su madre, y Mitzy de Ledezma, esposa de Antonio Ledezma, exalcalde de Caracas y supuesto conspirador contra el Gobierno, se amarraron de la cintura, y alegaron que piden resultados concretos al Vaticano, acompañante del diálogo entre Maduro y la oposición.
A la protesta de Tintori se sumaron dos más. El diputado de la Asamblea Nacional Rosmit Mantilla, declarado Preso de Conciencia por Amnistía Internacional, y la madre de Geraldín Moreno, estudiante que falleció durante protestas contra el Gobierno, iniciaron una huelga en la sede de la Nunciatura Apostólica de Caracas, con el mismo objetivo.
Asimismo, 14 políticos presos, que se encuentran en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia de Venezuela, se declararon en huelga de hambre indefinida por el “incumplimiento del Gobierno de los acuerdos que alcanzaron en la mesa el 12 de noviembre pasado”.
Bajas expectativas
Aunque en octubre pasado la firma Hinterlaces publicó una encuesta en la que revelaba que el 82 % de los venezolanos estaba de acuerdo con la “mediación internacional” y veían el diálogo como un mecanismo que podía ayudar a solucionar la crisis, la expectativa ahora es menor.
Los avances de esas conversaciones han sido exiguos en términos de que el compromiso de fondo fue que el Gobierno mostrara su voluntad con la liberación de varios presos, que de acuerdo con la Mesa de Unidad Democrática (MUD), suman 135.
Según Marco Aponte Moreno, académico venezolano en la University College de Londres, aunque los diálogos son importantes, porque involucran a figuras clave los dos lados, si no confluyen en algún punto ideologías tan distintas y no se negocia la libertad de presos políticos, como López, es inevitable que las conversaciones, que ve atrasadas, “se vayan por el barranco”.
“El diálogo tiene una pata floja. No ha logrado el equilibrio, que debe ser siempre el norte de este tipo de negociaciones”, opina Carlos Romero, internacionalista de la Universidad Central de Venezuela. Para él, hay una gran incógnita sobre la reunión de hoy, porque desde su víspera está cargada de “barbaridades, desencuentros e insultos”.
A esas condiciones se suman las diferencias entre el los representantes del Vaticano y de la Conferencia Episcopal venezolana, los problemas de estancia del país en Mercosur y las consultas internas de varias cancillerías sobre la Administración Maduro, que llevan a Romero a pensar que muy poco se va a lograr hoy.
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