viernes
7 y 9
7 y 9
Paul Manafort, conocido lobista estadounidense y exjefe de la campaña de Donald Trump a la presidencia, habría trabajado en secreto con un magnate cercano al presidente ruso, Vladimir Putin, para influir a favor de ese país en Estados Unidos.
Esta última revelación cierra aún más el cerco alrededor del presidente de Estados Unidos frente a sus posibles conexiones con Rusia.
Las revelaciones, dadas a conocer por la cadena informativa AP, hablan de un contrato entre Manafort y el magnate ruso Oleg Deripaska por 10 millones de dólares anuales, entre 2005 y 2009, para beneficiar los intereses del Kremlin en Estados Unidos.
La acusación pone un nuevo manto de duda sobre este político estadounidense, quien fue echado de su puesto de jefe de la campaña de Trump a la presidencia de Estados Unidos, tras solo dos meses, y al conocerse su cercanía al movimiento prorruso en Ucrania.
Aunque lo negó, The New York Times reveló que su nombre aparece como destinatario de 12,7 millones de dólares en un libro de contabilidad del partido de Viktor F. Yanukovych, expresidente ucraniano cercano a Putin.
La respuesta a la información de AP no se hizo esperar.
Según declaró Manafort a la cadena Fox, su relación con Deripaska se limitó a representarlo “en asuntos comerciales y personales en países donde tenía inversiones”, mas no en “intereses políticos rusos”.
Por su parte, el secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, restó importancia a las acusaciones, afirmando que Trump no tenía el deber de saber para quién trabajaban sus colaboradores hace una década.
Es probable que la administración de Donald Trump no aclare sus nexos con Rusia, según lo explicó el analista político residente en Estados Unidos, Patricio Navia.
“Ya es demasiado tarde para cambiar cursos y estrategias de defensa por parte de la Casa Blanca. Si empezaron en negación, tienen que sostenerse, porque de lo contrario deberán admitir que el presidente mintió”.
De cualquier manera, el analista sostiene que la polémica Trump-Putin poco le podría importar en estos momentos al ciudadano estadounidense promedio, puesto que en la actualidad la atención está centrada en la Reforma a la Salud que presentaron los Republicanos para reemplazar a la del expresidente Barack Obama y que fue uno de los principales ejes de la campaña presidencial.
“Si Trump estalla en la Reforma y lo abandonan algunos de sus representantes, recién ahí el tema de los nexos rusos servirían como munición en su contra”, aseveró Navia.
En la actual coyuntura, esta polémica solo pondría a tambalear a los votantes moderados de Estados Unidos, pues en concepto de Navia, ni los fanáticos ni los detractores cambiarán del idea por esta.
El tema de Manafort supone otro golpe para Trump en menos de una semana, solo dos días después de que el director del FBI, James Comey, admitiera que está investigando los presuntos nexos entre el equipo del magnate con el gobierno Putin para desestabilizar las elecciones en contra las aspiraciones de la demócrata Hillary Clinton.