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El juicio político a Dilma Rousseff completó su segundo día y, por las declaraciones de los senadores, todo indica que la destitución de la mandataria es un hecho.
Rousseff, acusada de maquillar las cuentas fiscales de Brasil en 2014 y de promulgar seis decretos para abrir créditos por 725 millones de dólares sin el aval del Congreso, comparecerá el lunes ante el Senado, por primera vez desde el 12 de mayo, cuando fue despojada de sus funciones.
“Voy al Senado porque creo en la democracia. Debo eso al pueblo brasileño (...) Sé que es una injusticia y mi presencia es extremadamente incómoda”, declaró.
Pese a que los ánimos se caldearon y la sesión del viernes tuvo que ser suspendida, hasta hoy, el órgano seguirá escuchando los testimonios de dos fiscales del Tribunal de Cuentas de Brasil, que detectó las supuestas irregularidades, y de otros seis de la defensa de Rousseff, que niegan los cargos y sostienen que el juicio es un “golpe parlamentario”.
Entre el martes y miércoles próximos terminaría el juicio, con una decisión final: 54 o más votos de los senadores la dejarán por fuera del poder.
Paulo Sotero, director del Instituto Brasil del Centro Wilson para la investigación, cree en los pronósticos de las encuestas: “al menos 51 senadores han anticipado su apoyo a la destitución, y los problemas de crisis en Brasil, que demostraron una falta de capacidad de ella, sin duda definirán los demás que se necesitan para su destitución”.
No obstante, el experto augura dificultades para el gobierno del presidente interino, Michel Temer. “Él es muy poco popular, como Dilma, y como se enfrenta a una sociedad dividida deberá demostrar que tiene capacidad para convencer a la gente de que puede ofrecer algo mejor. Será un desafío para él y para los que apoyan su ascenso”, concluye.
Por Virgilio Afonso da Silva, abogado constitucionalista de la Universidad de São Paulo, opina que “el primer mes del gobierno interino estuvo marcado por comprometer revelaciones de algunos de sus ministros, algunos de los cuales se vieron obligados a renunciar. Además, las figuras importantes de su partido, el PMDB, como el presidente del Senado, Renan Calheiros; el expresidente, José Sarney y el presidente de la Cámara misma, Eduardo Cunha, son investigados por la Policía, lo que hace que sea un gobierno muy inestable”, dijo.